Nació en 1913 y le realizaron un amplio chequeo, con algún que otro retoque, a principios de los ochenta, pero desde entonces no ha pasado por una revisión completa del médico y se nota. El Kiosko Alfonso sufre algunos achaques que pronto serán solventados para que vuelva a lucir con todo su esplendor, el del ocio y la cultura. El Ayuntamiento ha sacado a concurso obras de mantenimiento del inmueble, de gran valor patrimonial, por 127.521,96 euros y con una duración de ocho semanas. En cuanto se adjudique el contrato, los operarios se esmerarán por arreglar grietas, fisuras y sellados y devolverle juventud al anciano. Para que cumpla muchos más años en los Jardines de Méndez Núñez.

El "desgaste" y "deterioro" de la fachada y la cubierta tras la última gran reforma, firmada por el arquitecto Xosé Manuel Casabella, son las razones por las que el Gobierno local ha decidido acometer estas obras de restauración. Los problemas en los materiales, explica el informe municipal, pueden generar "otras patologías" al edificio por lo que urge realizar un vendado a estas pequeñas heridas.

Las fachadas del edificio, que incluyen numerosos remates y ornamentación, están, principalmente, sucias por estas decoraciones y por la "falta de mantenimiento". Fisuras, grietas o desconchados en pilastras, cornisas y zócalos suponen riesgo de desprendimiento y un problema estético visualmente que se solventarán. Además, se acometerá también en esta parte del inmueble la renovación del sellado de los ventanales. En la cubierta se detectaron, en la inspección previa, varias deficiencias en las juntas que podrían generar filtraciones al interior por lo que se realizarán labores de reparación. Por último, y quizá lo más llamativo, será la sustitución de los pináculos, doce de 1,40 metros y diez de un metro de altura, colocados en el techo del quiosco. Por su suciedad y agrietamiento los operarios los retirarán, "procurando conservar su estructura", ya que darán lugar al molde para hacer unas nuevas piezas que se volverán a colocar en sustitución.

De entre los requisitos que componen el pliego de condiciones, se incluye la de adaptar las labores al grado de protección patrimonial que tienen los diversos elementos. Y es que se trata de uno de los ejemplos más importantes de la ciudad de la arquitectura modernista, diseñado por Rafael González Villar. El anciano Kiosko Alfonso se mantiene, para su edad, bastante bien de salud porque tenía, ya en su origen, estructura de hormigón. "Pertenece a una segunda generación de quioscos, los primeros eran de madera", explica el catedrático de Arquitectura, José Ramón Soraluce. Justamente este material, muy inflamable y que provocaba en estas estructuras numerosos incendios, se descartó a la hora de construir este, que data de 1913 y cuyo nombre hace referencia a una visita a la ciudad del rey Alfonso XIII.

El profesor apunta que, al contrario que los otros quioscos, usados de manera temporal para el ocio de los coruñeses, este nació para quedarse. Y ahí sigue, incluida su titularidad, pública, y su función, cultural. "Se sigue manteniendo afín a su intención inicial", destaca. En estas décadas fue sala de espectáculos, café y, aún hoy, sala de exposiciones. También fue cine y, además, con anécdota incluida. Soraluce recuerda que, de inicio, no iba a albergar este uso, por lo que se acondicionó cuando llegó "el boom del cine". El problema era que su longitud impedía que el precario proyector alcanzara toda su extensión por lo que, finalmente, se colocó la pantalla en el medio de la planta, en vez de al fondo.

De su valor, el prestigioso arquitecto destaca que la reforma de Casabella fue "excelente" y que su uso "no intensivo" hace que no sufra una gran "degradación". Eso sí, se congratula de que se haga mantenimiento a un edificio del que destaca su cubierta, "muy interesante por su estructura de nudos metálicos" y su cristalería y forjados. De la intervención de los años 80, entre otras cosas, datan los estanques frente a la fachada.

Con el chequeo listo, en pocos meses el Kiosko Alfonso se sentirá rejuvenecido, listo para aguantar otro siglo más ofreciendo cultura y diversión a la ciudad.