Tras tres meses de obras, con cortes de circulación, con cambios de sentido y de rutinas, por tener que renunciar a las paradas de siempre del bus urbano, la calle de la Torre volverá a abrirse a la circulación a finales del mes de julio.

Los trabajos, que comenzaron el pasado mes de mayo, tenían como objetivo ampliar el ancho de las aceras, renovar el pavimento y también actualizar el sistema de la recogida de las aguas pluviales y cambiar la canalización de la red de saneamiento y de otros servicios. Para ello, fue necesaria la eliminación de plazas de aparcamiento en esta arteria de la ciudad.

El alcalde, Xulio Ferreiro, indicó que, ayer, se abría la quinta y última fase de estas obras, las que se desarrollarán en el tramo de la vía que va desde el Campo da Leña a la confluencia de las calles Trabajo y Marconi.

"Son unos trabajos que favorecerán la accesibilidad en esta vía, en especial la de las personas con movilidad reducida", apuntó Ferreiro, y es que, antes de la reforma, había aceras que no tenían más de un metro de ancho, por lo que incumplían la normativa vigente de accesibilidad en los espacios públicos. Ferreiro defendió también que, a pesar de que se ha erradicado el aparcamiento en línea, el barrio cuenta ahora con más plazas para estacionar que en 2015.

"En la ronda de Monte Alto se crearon 64 plazas y se aumentaron también con la habilitación de reserva de espacios en la mediana de la calle Zalaeta, que compensa ampliamente las que desaparecen tanto en la calle de la Torre como en la de A Marola", señaló ayer el concejal de Rexeneración Urbana e Dereito á Vivenda, Xiao Varela.

A pesar de que el grueso de la obra ya se ha acabado, será necesario esperar unos días antes de que se restablezca la circulación en la calle de la Torre para que el hormigón se asiente en la calzada y también para realizar otras labores complementarias a la reordenación de la vía, como la señalización, tanto horizontal como vertical y la instalación de mobiliario urbano, según indican fuentes municipales.

Las aceras contarán, a partir de ahora, con un ancho de 3,5 metros, en el subsuelo discurrirán, además de la red de saneamiento y de agua, otras canalizaciones, como la del alumbrado público y la de las telecomunicaciones, "en previsión de la necesidad de futuras instalaciones y de cara a evitar que acometer obras más adelante", según explicó ayer el alcalde.

Vecinos y comerciantes se mostraron favorables a esta intervención Vecinos y comerciantesen la que es una de las arterias de la ciudad, ya que las aceras estaban en mal estado y, en algunos tramos, eran tan estrechas que no permitían que pasase un carrito de un bebé o una silla de ruedas. Defienden que la calle gana seguridad para los peatones, a pesar de que se pierdan aparcamientos en la vía.