Aunque el informe se centra en la accesibilidad física, como mayor obstáculo para que personas con movilidad reducida puedan disfrutar de las playas coruñesas, también trata otro tipo de dificultades que pueden tener los usuarios en los arenales. Problemas visuales y auditivos deben ser tenidos en cuenta pero, alerta el documento, otras cuestiones intelectuales, cognitivas o enfermedades raras pueden dificultar la jornada en la playa.

Analizadas las posibles necesidades, el documento propone instalar paneles en cada una de las bajadas a la playa, de las cinco urbanas, en los que se indique la dirección del punto accesible para que las personas estén informadas de dónde pueden encontrar los servicios que necesitan. Estos carteles deberán estar escritos en letras grandes y claras, según los requisitos que dispone la orden, y con lenguaje Braille y también mediante pictogramas claros y sencillos.

Por otra parte, los expertos sugerían que la megafonía donde se dan avisos a los bañistas también dispusiera de pantallas para informar también a personas sordas, pero se descarta, y, en su lugar, se considera "viable", por parte de la empresa concesionaria, complementar el servicio con sirenas luminosas de advertencia.