Los separan kilómetros, pero han estado unidos durante años por medio de un proyecto de cooperación para el desarrollo. El barrio de Labañou, y uno de los distritos más pobres de Perú, Vilcabamba, labraran durante la última década un vínculo de ayudas al territorio latino, que terminaba hace dos años después de varias iniciativas para la mejora de sectores como la agricultura, la sanidad y el turismo del lugar. La ONG responsable de ellos, Labañou Solidaria, pone ahora el punto definitivo al proyecto con un libro de memorias. La experiencia, que reunió en A Coruña a más de 200 asociados, se traslada al papel con Labañou-Vilcabamba, hermanamiento entre pueblos, que la organización presentaba ayer como despedida en el centro social del barrio.

El objetivo de la obra es compartir las vivencias de los 16 años del proyecto, en especial con aquellos interesados en iniciar sus propias actividades de cooperación. Para ello, el volumen incluye una tarjeta de memoria con documentos y material audiovisual de la iniciativa, de la que sus autores hacen un balance positivo. "Creemos que ha sido un trabajo importante. Hemos contribuido a mejorar la situación económica, y también la seguridad del territorio, que ha estado en estado de emergencia por el narcoterrorismo", explica uno de los fundadores, Santiago del Valle, que inició el proyecto en 1999 tras un viaje a Perú. Allí, mientras realizaba una investigación arqueológica, fue donde se encontró con la pobreza de los vecinos de Vilcabamba. "Los campesinos se nos acercaban para pedirnos ayuda, y pensamos que podíamos apoyarlos", recuerda Del Valle, que destaca especialmente la implicación de la ONG en la "concienciación sobre el medio ambiente y el desarrollo de cultivos para la alimentación en los centros escolares".

Cursos sobre salud, proyectos de comercio justo y microcréditos, y un plan para fomentar en la zona el turismo de aventura fueron otras de las empresas de Labañou Solidaria, que ha transferido tras su disolución las competencias a las instituciones peruanas. La sede que utilizaban en el lugar, un edificio histórico cuya rehabilitación llevaron a cabo, es también prueba del paso de la entidad por la zona, que planea convertir el recinto en Casa de Cultura. "También se ha sacado mucho beneficio en Labañou. Hemos intentado promover la solidaridad en el barrio y en A Coruña", apunta por su parte el presidente de la ONG, Luis Astray, que organizó más de un festejo en la urbe para recaudar fondos para el proyecto.

Las fiestas, y las aportaciones públicas y privadas, lo mantuvieron a flote durante años, hasta que decidieron darle fin para no derivar en "asistencialismo". La simiente, sin embargo, ya está plantada. "No hemos dejado allí una semilla, sino varias. Habrá una continuidad", concluye el fundador.