La santanderina Marta González Fernández fue ayudante local de vestuario cuando el Circo del Sol visitó Gijón y ese primer contacto con la compañía la llevó a convertirse en la jefa de este departamento en varios espectáculos de la compañía. El equipo que dirige está formado por una persona encargada en exclusiva de los zapatos; otra para sombreros, pelucas y complementos; dos para los trajes y otras dos de apoyo en cada ciudad . Este departamento lava y arregla las más de 1.000 piezas del vestuario. Cada artista tiene dos disfraces para que siempre haya uno de repuesto. Las lavadoras y secadoras -que el propio circo transporta a cada ciudad- están siempre a pleno rendimiento. Tampoco paran las planchas y las máquinas de coser -una de ellas solo para zapatos- y no dan abasto pegando y pintando piezas porque, sobre todo pelucas y zapatos, "sufren mucho desgaste". Y durante el directo ayudan a los personajes a vestirse y están en alerta por si se descose algún modelo.

Los artistas recibieron un curso en Montreal y se maquillan ellos mismos tardando una media de 30 minutos, "mucho más rápido que si pasasen por maquilladores". Todo el maquillaje lo custodia este departamento que compra material para tres meses. También en Montreal Liz Vandal diseñó los trajes de los personajes y, para ello, se apoyó en las tecnologías más innovadoras como microscopios o impresoras 3D que recrean la fisionomía de los insectos. El resultado: piezas "exhuberantes hechas a mano y a medida" con tejidos que dan "libertad de movimiento".