"¿Tienen derecho al descanso nocturno los vecinos del Orzán?", se preguntó el pasado lunes en el comienzo de su intervención en el Escano Cidadán del pleno municipal José Luis Méndez Campos, miembro de la asociación de vecinos Ensenada del Orzán. Sus palabras describieron el calvario que soportan desde hace muchos años los residentes en esta parte de la ciudad a causa de la alta concentración de locales de ocio nocturno y el traslado del botellón desde los jardines de Méndez Núñez a las estrechas calles de este barriobotellón. La respuesta al interviniente en el Escano Cidadán llegó de la mano de la concejal Rocío Fraga, quien recordó que se reunió en varias ocasiones con Méndez para explicarle que hay legislación sobre los locales de hostelería "que sobrepasa las ordenanzas municipales".

Méndez justificó su pregunta inicial al estimar que ante la situación que se vive en el Orzán en las madrugadas de los fines de semana a los políticos "les importa más bien poco" que los vecinos no duerman por el ruido callejero. La razón de esta despreocupación que aprecia es que no saben resolver los problemas de las molestias nocturnas y que "prefieren mirar para otro lado porque los vecinos soportan las molestias sin montar grandes protestas", por lo que vaticinó que no habrá cambios "hasta que los vecinos protesten de una forma airada y organizada que ponga en peligro sus votos".

Para Méndez, a pesar los ruidos, noches sin dormir, botellones, calles llenas de basura y orines "aquí no pasa nada", frase que empleó de forma reiterada al detallar los sufrimientos de los vecinos que residen entre la plaza de Pontevedra y Zalaeta, zona a la calificó de "inmenso botellón durante las madrugadas de los fines de semana. En su opinión, pese a que se habla del de los jardines de Méndez Núñez, "el verdadero botellón de la ciudad está en las plazas de la Cormelana y Perillana, y las calles Vista, Orzán y el entorno de la del Socorro".

Según relató, los bares y pubs , ya que abren las puertas de sus locales para que la música se escuche en el exterior y así atraer a los clientes, ponen el sonido más elevado de lo que se permite y cierran más tarde de lo autorizado. Por si fuera poco, algunos jóvenes se llevan su propia bebida y la consumen en la puerta de los establecimientos, donde también se hallan numerosas personas tomando las consumiciones que piden en el interior. El resultado es un "botellódromo", agravado por que las calles estrechas incrementan el ruido.

Otro problema es el de los locales con licencia de cafetería que ponen la música alta sin disponer de insonorización y que además mantienen las puertas abiertas, como Méndez aseguró que sucede en la plaza de la Perillana.

Este vecino calificó de "inútil" llamar a la Policía Local "porque responde que en la ciudad no está prohibido beber en la calle ni juntarse en grandes grupos de madrugada". A pesar de que no les culpó de la situación que padecen, la actitud de los agentes es, a su juicio de "reiterada pasividad" y puso como ejemplo el que este cuerpo "no tiene nadie para medir el ruido desde hace meses porque el único policía capacitado está de baja y no saben cuándo volverá".

Méndez explicó que no se hacen mediciones en los pisos de los afectados, sino únicamente inspecciones de los equipos de sonido de los locales para comprobar que están modificados, tras lo que se les impone una multa. "A veces se cierran por poco tiempo, pero se traspasa la titularidad de un amigo a otro e incluso a camareros y el ciclo sancionador parte de cero", se lamentó este vecino.

Como ejemplo de esta actuación, mencionó el caso de un local de la calle Pasadizo del Orzán que acumula en tres años más de 60 denuncias por escrito y cientos de llamadas al 092, cinco mediciones de ruido de la Policía Local de madrugada y una docena de sanciones por trucar el sonógrafo, pese a lo cual continúa abierto. Ante este cúmulo de circunstancias que ningún Gobierno local ha conseguido resolver en los últimos años, según afirmó, los vecinos "viven asqueados pero resignados" y recurren a dormir con vecinos tapones en los oídos, se toman pastillas, trasladan sus camas al interior de los pisos o van a dormir a casa de familiares o al pueblo los fines de semana.

En nombre de la asociación de vecinos Ensenada del Orzán, Méndez solicitó que se dote a la Policía Local de "medios y motivación para hacer cumplir la normativa", que se incremente el número de agentes, se haga cumplir la normativa existente, se saque a los locales potencialmente ruidosos del entorno de las zonas residenciales como aseguró que han hecho otros ayuntamientos, hacer al local y a su dueño corresponsable de las sanciones impuestas por ruidos y retirar la licencia a los locales reiteradamente molestos.

La edil de Seguridade señaló, como ejemplo de normas que superan las competencias municipales, la Ley de Emprendimiento de Galicia, de la que dijo que dificulta impedir el traspaso de la titularidad de los locales. Fraga negó que hubiera pasividad de la Policía Local y que no haya personal para efectuar mediciones, por lo que aunque hubo un agente de baja, continuaron realizándose, aspecto que Méndez negó desde su escaño.

La edil recordó que el Concello cerró el problemático local Paseo Marítimo y prometió reforzar la actuación en la medida de lo posible "para calmar una situación que viene de hace muchísimos años", aunque sus palabras suscitaron la protesta de algunos vecinos que ocupaban la tribuna del público.