Son objetos cotidianos, como un jarrón con hortensias, una escalera de incendios, una cama o una mesa de comedor, pero recogen las huellas de quien ha viajado por el mundo impulsada por sus inquietudes como pintora. Desde sus interiores hogareños, hasta sus lúgubres paisajes de Nueva York, Elena Gago sabía fusionar lo aprendido fuera de A Coruña con el estilo que gestó en la ciudad, donde nacía en la década de los 40 para terminar por convertirse en uno de sus referentes artísticos.

Su producción, en ocasiones rápida por la necesidad de crear para subsistir, esconde también piezas que consideraba completas, y que guardaba celosamente como parte de su colección privada. Este mes, en la galería La Marina-José Lorenzo, 25 de esas obras salen a la venta dentro de la muestra Universal, que permanecerá abierta al público hasta el 31 de marzo.

La exposición pone el foco en el periodo artístico de la autora comprendido entre los años 70 y 2002, en los que recorrió los museos de Europa para recoger escenas y detalles que reflejar en sus tablas. La mayoría de las que se exhiben estos días en la Marina son inéditas, compartidas solo en exposiciones institucionales, y, alguna que otra, una rareza que los coleccionistas buscan como joyas. "Dentro de su pintura más representativa, hemos apostado por las obras maestras. Hay un par de piezas suyas que son de una gran referencia, porque reúnen todos sus elementos típicos", explica el director de la galería, David Ferreras.

Las obras que señala el responsable pertenecen a los interiores característicos de la autora, que plasma pianos, cómodas y lámparas con precisión geométrica. También a partir de líneas rectas se construye su serie Fábricas, la más antigua de la exposición, que aglutina los paisajes estadounidenses que la creadora pintó a raíz de un viaje a Nueva York en 1985.

Sus lofts y grandes ventanales conviven con el "carácter mediterráneo" del bloque Italia, en el que Gago desplaza kilómetros su pintura hasta la luz y la calidez del sur europeo. El estar a caballo entre distintos países del globo, como le ocurrió a la creadora, fue un aliciente para experimentar a nivel técnico, e incorporar a su estilo prácticas experimentales como el lápiz visto y la preparación de las tablas con tiza. "Alcanzó la vocación de todo artista, que es crear un sello personal. También fue una autora muy querida en la ciudad, porque detrás de la pintora había una persona muy vital y adelantada a su tiempo", indica Ferreras, que prepara ya una nueva exposición centrada en la primera mitad del siglo XX. Hasta entonces, la muestra de Gago podrá visitarse de 11.30 a 14.00 y de 17.30 a 21.00 h. por semana, así como las mañanas de sábados y domingos.