Ya desde su época de estudiante, Ana Morgade miraba de reojo el mundo de los escenarios. “Siempre alterné la universidad con el arte dramático, aunque el mayor drama eran mis notas”, reconoce la cómica, que visitará el próximo 18 de mayo la ciudad como parte del Encuentro Mundial de Humorismo. Acompañada por Quequé, Luis Piedrahita y Touriñán, la actriz ofrecerá en Palexco el espectáculo Humoris Causa, con el que arrancará más de una carcajada desde las 19.30 horas.

Luis Piedrahita, Touriñán… ¿Cuánto de locura ha habido en la puesta en común de ideas para este espectáculo?

La mayor de todas es que no nos hemos puesto de acuerdo en absoluto. De hecho, tengo preparada una encerrona para el final y no he avisado aún a ninguno de mis compañeros. Será glorioso o acabaremos en comisaría, quién sabe. La comedia está llena de misterio.

Se reencuentra aquí también con artistas como Quequé, con el que dio algunos de sus primeros pasos en la pantalla.

Empecé rodeada de los mejores. Sigo y aún no me han descubierto. ¡Soy una maestra del camuflaje! De Quequé he intentado siempre seguir sus consejos y parecerme a él lo más posible, pero la voz no me sale tan grave.

Tanto en Estas no son las noticias, su programa con él, como ahora en Zapeando, la actualidad es clave. ¿El humor político le está comiendo terreno al más imperecedero?

No existe el humor imperecedero, creo. Algunos chistes envejecen mejor que otros, como el vino. Ahí reside la magia. El humor avanza con la humanidad, acariciando o poniendo zancadillas.

¿El suyo se las ha puesto? No es de las que temen posicionarse.

Hay que ser extremadamente inteligente o extremadamente perverso para conseguir ocultar a todos lo que piensas. No consigo ser ni lo uno ni lo otro. La política es muy real, lo ficticio son algunos discursos, y no debería ser así.

La mayoría la conocen por la comedia. ¿Proyectos como Cuerpo de Élite han sido el empujón que necesitaba su faceta como actriz?

En absoluto, necesito muchos más. Unas ocho películas al año y tres o cuatro series serían el empujón definitivo. Lo dejo caer así, con sutileza.

Este año presentaba también una nueva película, Bajo el mismo techo. Se ha enfundado en el papel de directora de banca.

Por primera vez me he vestido como les gustaría a mis padres, ha sido hermoso.

¿Sigue improvisando en plató tanto como lo hacía en sus inicios en el teatro?

Improviso sin cesar, forma parte de mi ser. Aunque siempre digo que hay que ser agradecida con esos guionistas que llevan escribiendo para ti desde las 7 de la mañana. Se merecen que confíes en sus chistes, aunque solo sea por el madrugón.

De su mano ha pasado por la mayoría de las cadenas, y ha dado hasta las campanadas de Nochevieja. ¿Son sueños de juventud cumplidos?

De joven mi sueño era tener una sandwichera. Siempre he sido de sueño humilde, me funciona maravillosamente.

Y en comparación con entonces, ¿hoy le hace reír lo mismo que a los 20 años?

¡No, no, no! Hoy me hace reír lo que me parecía muy serio a los 20. Y tengo la firme determinación de morir descojonándome de todo.