La decana de la Facultad de Terapia Ocupacional, Adriana Ávila, festeja el 20 aniversario de este Grado en la ciudad con la ilusión de llegar a la atención primaria y seguir fomentando buenos hábitos en la sociedad.

¿Todavía hay quien considera que la Terapia Ocupacional es una titulación nueva?

La verdad es que sí. Pero, en realidad, aquí en España lleva 50 años y el título a nivel mundial se creó hace cien años. Trabajamos en todos los ámbitos, ya sea hospitalario, de mayores, infantil, personas con diversidad funcional, ergonomía, centros de día e investigación.

¿En qué aspectos se centran?

Partimos siempre de la ocupación de la persona. Estudiamos su historia de vida y necesidades reales. No es solo paliar una situación sino darle las facilidades para que vuelva a su día a día. También trabajamos muchísimo la prevención. Así, no solo nos basamos en el ámbito asistencial clínico sino también social. Vemos a la persona en todo su conjunto. Siempre tenemos en cuenta la visión del enfermo y sus familiares.

¿Cómo ha evolucionado esta profesión en la ciudad en estos 20 años?

En los años noventa, en A Coruña había muy pocos terapeutas ocupacionales y se trabaja sobre todo en el ámbito de salud mental. Eran pocos porque solo había un centro en España que era adscrito al Ministerio de Salud. Cuando se pasó al de Educación, se pudo implementar el título a nivel universitario. Aquí llegó en 1998. Ahora vemos a muchos terapeutas ocupacionales en distintos puestos de trabajo. No tenemos alto paro y eso es bueno.

¿Pero sufre el intrusismo?

Sí. Por eso tenemos que mejorar y aumentar la información sobre la terapia ocupacional y todos los campos que cubre. No puede hacer terapia cualquiera. Igual que ocurre con otras profesiones, como fisioterapia y psicología.

¿Cuál es el reto que se propone la terapia ocupacional para el futuro?

Llegar a la Atención Primaria y a colegios. Estamos demostrando que podemos estar ahí. Así sería más fácil que el alumno unifique sus competencias de aprendizaje en la infancia, cuando la adaptación es más fácil. Si estuviésemos en las escuelas, podríamos ayudar a los niños con discapacidad funcional a cumplir su rol más importante, que es el de estudiante. Y no solo eso, podríamos enseñar a los alumnos a tener una postura correcta. Cosas que son más fáciles de asumir desde niño.

¿Con esto también se busca la prevención?

Claro, porque si previenes consigues una mejor calidad de vida. Además, si ya tienes algún tipo de diversidad, vas a mejorar. Para eso, hay que trabajar en equipo y no que cada uno esté aislado. La visión de la terapia ocupacional es mejorar la calidad de vida de todos.

En ese colectivo también entran las personas mayores, ¿cuál es la clave para un mejor envejecimiento?

También la prevención. Los proyectos de envejecimiento activo hay que empezarlos antes de que esto se produzca. Y, además, hacerlo con niños pequeños. Que ellos lo vean, que envejecer no es malo sino una proyección de la vida. Además, ahora hay muchos centros de día cuando hace solo 20 años casi no había. Es bueno facilitar una terapia a las personas que lo necesitan y sus familiares.