Casa Lázaro. Óptica de precisión. Única, exclusiva en la Región, reza un anuncio de 1924 que cuelga en la pared de la óptica de la calle Bailén, en la entrada de la calle Real, así como algunas fotografías del establecimiento en los años 20 y 30. "El mueble de muestrario también es de esa época", explica Carmen Lázaro, nieta de Manuel Lázaro quien abrió las puertas del negocio, en 1919.

En aquellos años, las ópticas no existían como las conocemos hoy, ni siquiera había ópticos. "Era un taller en el que arreglaban radios y lentes. Se graduaba con lentes porque no existía la profesión óptica", afirma Carmen Lázaro que asumió la gerencia en 2014, aunque creció entre sus paredes, jugando con "todos los primos con los anteojos viejos como si fuesen canicas".

Su abuelo fue "la primera promoción de ópticos de España, en 1955", afirma mientras busca a Manuel Lázaro en una orla en la que se puede leer Escuela de Ópticas. Diplomados en Anteojería. Instituto de Óptica Daza de Valdés. Era una profesión nueva y su abuelo, su padre y sus tíos acudieron a la citada escuela para sacarse el título. "Todos recibieron el diploma el 6 de noviembre del 57", añade Lázaro y "hoy la carrera son cuatro años". "El comienzo del negocio fue muy lento, la gente no era consciente de que veía mal. En los años 60-80 fue el boom, con la apertura de más tiendas y el asentamiento de la óptica en España".

Casa Lázaro creció al mismo ritmo que el propio sector. También abrieron más ópticas en A Coruña que fueron cerrando con el paso de los años y también abrieron alguna en Lugo, ciudad a la que se mudó una parte de la familia Lázaro. "Allí sí que hay relevo generacional, pero todos partimos de esta óptica", apunta.

Tienda de salud visual

El taller de reparación dio paso a una "tienda de salud visual, porque lo más importante en una óptica es el gabinete, lo que le va a suponer a la persona un buen producto óptico, que es ver bien".

En este establecimiento de salud visual tienen clientes de cuarta generación. Sus abuelos comenzaron a ir al taller de Manuel Lázaro y hoy los bisnietos siguen confiando en la óptica.

Los productos también han cambiado. Lázaro recuerda que en los años 20 "había dos modelos de lente y en los 60 eran cuatro o cinco los modelos de gafas". En esa época empiezan a aparecer los laboratorios y "las lentes de contacto". En las décadas de los 80 y 90 las gafas "no solo se percibe como una necesidad, sino a mayores, es un complemento más", afirma Lázaro.

En la actualidad, el cambio en el producto tiene que ver con las pantallas de ordenadores o teléfonos móviles por los clientes. "Su uso acentúa los problemas reflactarios y cada vez hay más productos para corregirlos", indica Lázaro que se encarga de la parte comercial del negocio y las ocho horas que están abiertos, cuentan "con un graduado en Óptica y Optometría como establece Sanidad".

Otra de las curiosidades que comenta es que antaño, las monturas estaban guardadas "en un mueble muestrario „como el que todavía conservan a la entrada de la óptica„ y era el óptico quien sacaba las gafas. Ahora, están expuestas y las personas eligen". Eso sí, incide, siempre ha de hacerse "con asesoramiento profesional" para garantizar que, además de tener una estética que guste al cliente, cumplan su misión: que la persona que las va a llevar, vea bien con ellas.