Son de Cambre y suenan a punk-rock del de antes. El estilo de Sin City Devils transita entre Motörhead y Turbonegro, pero han sabido imprimir su propio sello en su disco debut, Ready For Madness. Así lo demostrarán hoy en las fiestas de Novo Mesoiro. El bajista y voz de la banda, Red Kraken, nos habla del grupo y sus referencias.

Son de Cambre. ¿Qué ocurre en la localidad para que exista esa cultura del rock-punk tan arraigada?

Lo bueno que tiene es que el concello tiene locales de ensayo gratuitos, fomenta la música muchísimo. Te apuntas, haces un grupo, hablas con el Ayuntamiento y envías una solicitud. Cuanto más joven es el grupo, más puntos tiene. El concello fomenta que salgan tantos grupos de aquí.

Es curioso, ya que el género está quizás algo más maltratado por la industria que otros a la hora de promocionarlo.

Sí, pero date cuenta de que tienes el Rock in Cambre. Yo soy asturiano, no vivo en Cambre de toda la vida, pero la gente de mi edad de allí creció con el festival toda la vida. Es un festival de rock gratuito en verano cuando en otros sitios llevan orquestas. Aquí traen a Rosendo o a Reincidentes. Lo tienes más presente.

Parece que si algo se fomenta en serio, gusta.

Yo creo que sí, me gusta que el tema del punk-rock se fomente sin perder la esencia de lo underground. Que tampoco se convierta en un Viña Rock, que empezó siendo alternativo y ahora es de todo menos eso. Si, si se fomenta, gusta. Creo que es porque todo el mundo es de izquierdas pero no lo sabe. Por eso las letras del rock y punk gustan tanto, te hablan de realidades. Hablo en general, claro. No tienes a un tío cantándote el Despacito.

¿Sin City Devils tira más hacia el cabreo con el sistema o prefiere pasárselo bien?

Un poco de todo. Las letras las escribo yo mayormente, y luego las retocamos entre todos. Es un trabajo en equipo, pero las letras salen como resulten en el momento. Hay algunas que hablan de un futuro postapocalíptico. Otro tema, You, habla de los refugiados de Siria. Angry Lily habla sobre el feminismo. Hablamos también de nuestra propia realidad social, pero el punk también es pasarlo bien. A veces quieres olvidarte un poco de la mierda que hay en la sociedad e irte de fiesta.

Su último disco se llama Ready for Madness. ¿Es una carta de presentación del grupo?

Sí, va un poco en ese aire. Es un poco "prepárate para lo que se nos viene encima"; la locura que vas a ver en el concierto, pero también la locura que se nos va a venir encima en general.

El disco ha recibido buenas críticas en revistas especializadas. ¿Suena Sin City Devils al punk "martillo pilón" de antes?

Sí, bebemos mucho del old school de los años 90. Nos mola el rollo escandinavo, Turbonegro por ejemplo. Los ritmos machacones de Motörhead son otra de nuestras referencias. Luego vamos picando de allí y de allá. Yo no es que crea mucho en las etiquetas, pero existen. Es normal que cojas un tipo de música y se parezca algo a otros grupos.

Sus shows se caracterizan por la potencia y energía sobre el escenario. Cuando uno lo da todo, ¿espera la misma respuesta del público?

Sí, por supuesto, pero no siempre ocurre. Depende un poco. Me parece que por aquí el público se mueve un poco menos. Se está poniendo de moda lo de estar a tres metros del escenario moviendo la cabeza. Que no está mal, pero mola que se líe. Ver al público entregado, tener la comunión con la gente, ver cómo te lo estás pasando tú, es increíble. La apoteosis.

De su primera maqueta en el año 2015 a este primer disco, ¿cómo han evolucionado Sin City Devils?

El tema musical mejoró muchísimo, las letras son más maduras, más pensadas. Cuando entró Dannyboy en el grupo aportó mucho más junto a Stuntman Jay, que le dio mucho juego también porque son dos guitarras muy técnicos que le dan distinto rollo. Se marcan unos solos increíbles cuando improvisan en el local. Evolucionas a base de machacar.

¿Aumenta la responsabilidad sobre el escenario cuando uno lleva un repertorio eminentemente propio?

El grupo ha ido evolucionando, maduramos un poco más, esa es la palabra. Madurar. Ves que la cosa va para delante y te lo tomas más en serio. Si ves que el disco está funcionando, el tema va bien, entonces frenas un poco y te lo piensas más, ya no vas a tocar a cualquier concierto por las cervezas. Miras un poco más lo de dar conciertos con algo más de caché, que te permitan sacar algo para reinvertir en el grupo.