Este verano las Inmaculadas fueron despidiéndose de los parroquianos y vecinos del centro de la ciudad de A Coruña, cuando ya solo quedaban cuatro religiosas. Desde el año pasado ya no se veían a las Inmaculadas conduciendo el coche o la camioneta, o haciendo la compra en el supermercado de San Agustín. En este mes, una mañana desalojaron la iglesia del semisótano, otro día se llevaron la escultura de piedra de la Virgen, días después salieron furgonetas con mesas y sillas, esta semana fueron colchones de las camas de esta antigua residencia. Vehículos de alquiler y varios de Reto, son los que están vaciando el edificio, hasta su cierre definitivo al terminar este mes. Ponen fin así a ochenta años de presencia en la ciudad, primero en otra sede, en la plaza de Pontevedra, y desde los años setenta, en Puerta Real.