La restauración y la conservación son un arte en sí mismo. Una profesión "desconocida", como dice la restauradora del Muncyt, Joaquina Leal, pero a su vez imprescindible para mantener el patrimonio. "Todavía hay que concienciar a la sociedad de que hay que cuidar las piezas y de que estas necesitan un periodo de descanso", explica.

Aprovechando su visita al Muncyt para celebrar el Día de la Conservación y la Restauración, Leal explica que la figura del restaurador "no se centra solo en la persona que cuida las piezas". "Es algo más. Hay una formación muy importante detrás, si no ocurren cosas como el Ecce Homo", señala.

Cuando se elige una pieza para su restauración, detalla la profesional, se hace un estudio para saber si necesita o no una intervención. "Se hace un análisis para identificar las alteraciones y se elabora un tratamiento. Cada proceso es individual, así que ninguno es igual a otro", expone. A Joaquina Leal le preocupan "los polímeros" porque "no se sabe cuando paran de deteriorarse" y también las piezas que combinan varios materiales. "Porque hay que encontrar el punto medio para conservarlos todos", añade.

Las piezas de los museos pueden ser curiosas por sus materiales, pero también por su tamaño. Eso es lo que más llama la atención. En el Muncyt hay una locomóvil de la que Joaquina guarda un bonito recuerdo. "Para sacarlo del almacén de Madrid y llevarlo a A Coruña fue una obra importante. No es fácil mover 6.000 kilos", recuerda entre risas.

Como cuando se le pregunta a una madre por cuál es su hijo favorito, Leal tampoco puede escoger entre cuál es la pieza más especial que ha restaurado. "No debo elegir ninguna. Cada vez que inicio una intervención es especial. Y eso es lo apasionante de la restauración, que cada trabajo es diferente", confiesa.

Además, es un mundo que está en continuo cambio. Los avances tecnológicos permiten crear nuevas técnicas de restauración. "No vale todo para todo", sentencia. Y ahí juega un papel muy importante la formación. "Siempre se está aprendiendo de materiales, tratamientos, procedimientos e investigaciones industriales", resume.

Nunca hay una pieza que se queda a media camino, porque hay "unas normas establecidas" para saber "qué se hace, por qué y cómo". "Hay veces que el deterioro es irreversible pero que no se puede frenar. Lo que hace el restaurador es pararlo", asegura.

Joaquina Leal insiste en que "es más barato mantener que restaurar". Una idea que debe reforzarse en la sociedad. "Tenemos que mantener el patrimonio para nuestra generación, pero también para las futuras. A veces, como ocurrió con Notre Dame, lo tenemos y no le damos importancia", concluye.