"Es una ubicación idónea por su escasa afluencia de embarcaciones", mencionaba el proyecto para la creación de una zona de baño de agua salada en el puerto de Valencia el pasado verano, iniciativa que Marea Atlántica pone como ejemplo de lo que puede hacerse en O Parrote para que los bañistas que acuden allí puedan disfrutar de un chapuzón sin problemas. Tras la prohibición del baño decretada en julio por el Concello y la Autoridad Portuaria, quienes acostumbraban a nadar junto a la escollera han tenido que seguir haciéndolo entre improperios de quienes les ven entrar en el mar y arriesgándose a que les reprenda la Policía Portuaria, como comentaba ayer a este periódico una de las habituales, Rosa Sánchez.

Fue ella, junto con su amiga Pili Sánchez, quien impulsó una recogida de firmas para solicitar que se cree en O Parrote un espacio para bañarse. La iniciativa, acompañada de las 1.115 firmas reunidas, será trasladada hoy por Marea Atlántica a la comisión municipal del Borde Litoral, en la que se propondrá la apertura de una zona de baño autorizada. Una propuesta similar fue efectuada por el Partido Popular durante la pasada campaña electoral, ya que planteaba una zona acotada par el baño en ese mismo lugar.

La Marina de Valencia abrió al público en junio lo que denomina como una "piscina urbana de temporada" en el recinto portuario, ya que es desmontable y solo permanece entre la segunda quincena de junio y la primera de septiembre. La razón de su apertura fue similar a la de A Coruña, devolver a los vecinos más próximos al lugar la posibilidad de bañarse en el puerto, como hacían tradicionalmente.

Curiosamente, el documento técnico mediante el que se diseñó menciona la existencia de una instalación de este tipo en A Coruña, a pesar de que lo que hacen aquí los bañistas es únicamente acceder al mar a través de las escaleras existentes en O Parrote. La piscina portuaria valenciana tiene una superficie de 920 metros cuadrados, con una longitud de 33,5 metros y una anchura de 24 metros, por lo que se le estima una capacidad para 500 personas. A ella se añade un solarium que se eleva un metro sobre el nivel del agua. Para separar la zona de baño del resto del puerto se recurre a pantalanes flotantes que se recubren en parte con hierba artificial. El recinto, que está dotado de inodoros y duchas, dispone además de un servicio de socorrismo, un punto de primeros auxilios y salvavidas colocados en su perímetro, ya que el proyecto detalla que "deberá cumplir con las características y legalidad de las playas". También está adaptada para su uso por personas con movilidad reducida o diversidad funcional.

El proyecto preveía además que un camión estuviera presente en el lugar para proporcionar bebidas y comida a los usuarios de la piscina.