Fueron cuatro horas de esfuerzo. De encorvarse contra el viento, que soplaba con fuerza en varios puntos de la zona, y de mancharse de tierra las manos. Pero, cuando el sol se inclinó al mediodía, el sudor no sabía solo a sal, sino a trabajo bien hecho. "Cumplimos con el objetivo. Llevamos un par de contenedores, y conseguimos sacar estimadamente 12 metros cúbicos de uña de gato", cuenta el responsable de actividades y proyectos del Grupo Naturalista Hábitat, Andrés Pereira.

La entidad, dedicada a la defensa del medio ambiente, abordó ayer una acción de campo en el entorno de la Torre de Hércules, con la que dio carpetazo a su programa de voluntariado para la eliminación de especies invasoras de este año. Su despedida del 2019 la llevó a cabo con una compañía especial, los miembros de la Asociación Down Coruña, que se calzaron guantes y gorros para arrancar de las inmediaciones del monumento la planta sudafricana.

La uña de gato, conocida científicamente como Carpobrotus edulis, es una lacra tanto en el entorno del faro como en el litoral coruñés, en el que ha desplazado a la vegetación autóctona. Es el brezal seco que abraza la Torre al que los ejemplares amenazan con su exuberancia, por la que se les ha incluido en el catálogo de especies exóticas invasoras de la Xunta.

"Genera una manta tan densa que no permite que penetre la luz, acumula sales y cambia el PH y los nutrientes del suelo. Al final, le va ganando metro a metro a las plantas nativas y las restringe", explica Pereira. Su entidad mantiene una lucha desde hace tiempo con esta problemática, contra la que ha organizado este año un total de 11 batidas. La de ayer reunió a media docena de chicos y chicas con síndrome de Down, veteranos ya en su participación con Hábitat, que busca "acercar la naturaleza a todos los colectivos para romper barreras". "Queremos que contagien a sus compañeros y que se animen al trabajo de campo. Uno de nuestros pilares, además de la divulgación, es lograr un beneficio medioambiental palpable", explica el responsable de la entidad.

"Empoderarlos" para que "puedan llegar a dirigir acciones medioambientales" es otra de las metas de este tipo de actos, en el que los voluntarios de Down Coruña se vuelcan por completo. Apenas "unas directrices" precisaron ayer para ponerse manos a la obra, y "trabajar juntos, al detalle y con calidad humana". Cuenta Pereira que la mayoría se van a casa encantados, y que suelen repetir. "Eso te llena de orgullo", apunta el organizador, que sabe que, contra la uña de gato, toda ayuda es poca.

El ejemplar tiene una gran capacidad para rebrotar, por lo que resulta difícil hablar de una eliminación completa. Solo tras varias visitas es posible darlo por erradicado, como logró Hábitat en Punta Herminia y su cementerio moro. En 2018, más de 120 personas procedentes de colegios, la Universidade da Coruña y la propia ciudadanía se deshicieron de 20 toneladas del vegetal. Es una victoria a medias, porque la lucha, dice el grupo, siempre continúa. "Esto no es un esprint. Hemos ido ganando batallas, pero se trata de una carrera de fondo", asegura.