Maite Pagazaurtundúa es eurodiputada de UPyD en la delegación de Ciudadanos, y activista contra ETA desde su juventud. Hoy, en la librería Arenas del Cantón Pequeño (20.00 h.), presentará su libro Lluvia de fango, en el que reclama la reparación de la memoria tras la violencia vasca.

Los que dan el terrorismo vasco como un capítulo cerrado de la historia, ¿se equivocan?

Una cuestión es el terrorismo. Pero antes de eso, estuvieron los discursos de intolerancia. Para que la sociedad vasca supere una situación como la de vivir durante décadas con la noción del bien y el mal trastocada, debe asomarse a ese fango y no decir que es oro.

¿Es lo que está ocurriendo?

Sí. El nacionalismo intenta blanquear el pasado, intenta que la memoria se convierta en algo que no incomode a sus cómplices, a los que tenían miedo y a aquellos que pedían por las calles que nos matasen. Pero todas esas personas tendrían que mirarse al espejo, porque los que nos atrevimos a salir a la calle estábamos estigmatizados.

¿Qué fue lo más duro?

Ser transparente. Yo recuerdo ir escoltada con mi hija en el cochecito, y que gente importante en el Gobierno vasco que vivía estupendamente pasara por delante como si fuera transparente para no saludarme. O que te gritaran: "Vosotros fascistas sois los terroristas"...

Hoy lo de facha

Fíjate, en aquellos tiempos no le daba importancia, porque pensaba que era una excentricidad. Pero que ahora te vuelvan a llamar fascista es preocupante porque, después de la hostilidad, viene la violencia moral y, después, a veces llega la física. Estamos en una sociedad que está de nuevo desarrollando discursos de hostilidad. Hay movimientos secesionistas en toda Europa...

Uno es el catalán, pero esgrime el pacifismo. ¿Ha cambiado de estrategia la corriente nacionalista?

Yo creo que la sociedad ha mutado. Soy vicepresidenta de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia e Interior, y aquí vemos todos los informes de Europol. Observamos, por ejemplo, que en algunos países hay personas que no quieren presentarse a elecciones porque hay una enorme hostilidad hacia ellos. Eso lo hemos conocido en el País Vasco, y eso existe en Cataluña en estos momentos.

¿Cómo se percibe el conflicto catalán en Europa?

Nuestros compañeros no llegan tan al detalle. En 2017 estuvieron muy apurados, porque no sabían qué es lo que estaba pasando realmente, y hubo mucha desinformación. Pero ahora está pasando bastante desapercibido.

Con el independentismo existe un enfrentamiento, pero también un pacto. ¿Está en riesgo la reputación de España?

Las alianzas del actual Gobierno debilitan muchísimo las posiciones de nuestra reputación como país, pero, por suerte, no alcanzan a la mayoría de los diputados.

Habla de alianzas, ¿cómo cree que repercutirá la que el Gobierno mantiene con Bildu?

A mí eso me da mucha tristeza. Vi el otro día en el periódico la foto en Irún de José Antonio Santano dándose la mano con los concejales de EH Bildu porque habían firmado los presupuestos. La cara de derrota de los socialistas era absolutamente evidente, y la de satisfacción de Bildu, clara. Me parece un enorme error político, porque de esa debilidad ya no te vas a volver a recuperar. Cuando vayas a decirles que condenen algo, lo que van a responderte es: "¿De qué me estás hablando, si estás gobernando por mis votos?".