En La Tienda de Lino, el Covid-19 ha tenido su reflejo en las ventas. Su dueño Javier González asegura que el número de pedidos "se ha multiplicado", sobrepasando el centenar al día. En el local, tres personas los reparten "continuamente", e incluso reciben peticiones de Barcelona y Madrid. El propio comercio anima a quedarse en casa a sus clientes, entre los que se encuentran "mucha gente del barrio que antes no compraba aquí" y que "ahora sí lo hace", por el "protocolo de pulverización con alcohol" de sus productos. La familiaridad, dicen, es otra de las causas. "Se fían de nuestro criterio y nosotros conocemos el suyo. Yo sé que al señor Ramón le gusta el jamón fino, y eso marca la diferencia".