Una casa está hecha para descansar. Para llegar por la noche y cenar con la familia, o para reunirse con los amigos, pero no para mantener a un enfermo aislado o para encontrar un hueco desde el que trabajar entre juguetes y dibujos. Con el Covid-19 rondando tras las ventanas, la vivienda "es el único dispositivo que existe hoy en día capaz de parar la pandemia", aunque resulte que no esté "preparada" para tal fin. La Escuela Técnica Superior de Arquitectura, de la mano de su director Plácido Lizancos, ha dado un paso adelante de cara al problema, para ayudar a adaptar las cuatro paredes que ahora forman el mundo al periodo de reclusión.

A Clínica das Casas es el proyecto con el que la entidad ha querido arrimar el hombro. Se trata de un portal web dirigido a toda la ciudadanía, en el que los usuarios pueden plantear desde hoy las disfuncionalidades de sus hogares y encontrar un asesoramiento por parte del equipo del centro. Las demandas pueden ir desde asuntos "muy concretos, como que la cocina huele y no puedes abrir la ventana porque hay contagiados" a otros tan generales como la distribución espacial que permita "no tirarse los trastos a la cabeza". A punto de cumplirse un mes de la cuarentena, la institución se ofrece a "echar una mano" en los hogares sometidos a "un estrés extremo" por el encierro, y que "no están hechos para mantener a la población recluida tanto tiempo, aunque cumplan los requisitos de habitabilidad".

Su promotor junto al resto del equipo directivo, Plácido Lizancos, explica que la meta es compartir el "saber hacer" de la escuela. "Queremos ayudar a la gente en estas circunstancias. Muchos han tenido que adaptar sus casas como han podido, y si su problema se pone en común con un grupo de profesionales, se generarán nuevas respuestas", indica. Para facilitar las sinergias se ha habilitado una comunicación sencilla, a través de un formulario disponible en la propia web. El interesado „que también podrá contactar a través del correo, WhatsApp o llamada telefónica„ deberá exponer "lo que necesita", las características del espacio y el número de habitantes, así como de los recursos de los que se dispone para hacerles frente, ya que el confinamiento impide al centro acercar al domicilio cualquier tipo de material.

La limitación complicará un poco el proceso, y desde la escuela reconocen que "algunas incidencias no se podrán resolver porque requerirán de la intervención de profesionales". Lizancos anima con todo a plantearlas, porque identificarlas, al igual que en cualquier consulta médica, es ya un paso, y porque la entidad se ve "con músculo" para "atender una alta demanda". Asegura que la comunidad del centro se ha volcado en la iniciativa, en la que participan tanto voluntarios como "antiguos alumnos y arquitectos que se han querido adscribir". La "tipología del problema" marcará a quién se deriva cada caso, entre un amplio abanico que incluye desde "temas estéticos o legales" a gestión de alimentos, energía o ventilación.

Además de las peticiones directas, A Clínica das Casas dispone de un banco de consejos para convivir con el Covid en el domicilio, recogidas de entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Quienes lo precisen encontrarán también ideas en el área de buenas prácticas, donde aquellos que hayan aclimatado con éxito su vivienda podrán compartirlo con los demás, a fin de que sea de utilidad pública. Durante el confinamiento, los problemas más recurrentes son los relativos al aislamiento de los infectados, especialmente complejos si se trata de "una familia amplia que vive en una casa extremadamente pequeña", y "hacer compatible el teletrabajo con la energía sobrante de los niños". Desde el centro aguardan con ganas esos retos, que atenderán de forma gratuita, pero que les reportarán, aseguran, más de un beneficio.

El proyecto permitirá a la Escuela de Arquitectura acercarse a "los problemas cotidianos" y "comprobar cómo los edificios que diseñamos soportan una situación que nunca imaginamos que iban a soportar". "Va a ser una experiencia interesante. A los arquitectos, los políticos, los urbanistas... Nos lleva a reconsiderar las formas en las que estamos viviendo, la energía, la gestión de los alimentos...", enumera Lizancos. El director se muestra convencido de que el virus marcará una nueva etapa en la configuración de las urbes, como ocurre "después de cada crisis de salud". "El invento del alcantarillado vino después de una epidemia. Tras el Covid iremos hacia ciudades más humanas y resilientes, y sobre todo, mucho más sociales", afirma el responsable.

Su institución está dispuesta a recorrer ese camino en contacto con los residentes, a través de la página web. A Clínica das Casas nace para dar respuesta a corto plazo, pero también a medio y largo si la acogida es calurosa. El proyecto se engrosaría en el periodo de confinamiento parcial, cuando se empiecen a levantar las restricciones y las posibilidades aumenten con la opción de "acercar mano de obra o herramientas desde fuera" al interior de las casas. También el mundo posCovid podría beneficiarse de la iniciativa, porque siempre ha habido, dicen, "gente confinada cuyas condiciones hay que visibilizar".