El olor a libro nuevo y las estanterías llenas de historias por descubrir. Las librerías vuelven a ser el sitio en el que refugiarse después de un confinamiento en el que los libros salvaron a muchos. La "nueva normalidad" de estos espacios se basa en la cita previa, clientes de uno en uno y pedidos a domicilio. "La gente estaba cansada de salir y llevar solo la barra de pan bajo el abrazo. Ahora vuelven a casa con libros", señala Esther Gómez, de Moito Conto.

Desde el lunes, están siendo días de organización, de adaptarse a la nueva etapa y de atender todos los pedidos recibidos durante los últimos 50 días. "La página web seguía activa, pero avisamos de que los libros se enviarían cuando abriésemos la librería. Así que en ello estamos", cuenta Paula Veira, de Lume, donde el teléfono no deja de sonar. Los clientes llaman para saber si ya están abiertos, el horario y qué medidas tomar para acceder al interior de la tienda.

Desde Suévia aseguran que "la gente está muy concienciada". "El primer día tenía miedo, pero todos los clientes respondieron muy bien. Llevan mascarilla y se lavan las manos con el gel que tenemos", cuenta Ermitas Valencia, que, de momento, mantiene un horario reducido, de nueve a dos de la tarde.

La librería Berbiriana también atiende por las mañanas, de diez a tres, lo que, según cuenta su propietaria, "se nota en la facturación". Aquí las citas son "cada media hora", y los lectores buscan "novelas o ensayo". "Sobre todo relacionados con la naturaleza. Es curioso", añade.

Aunque las libreras tenían muchas ganas de abrir y reencontrarse con sus clientes, también surgieron dudas antes de dar el paso adelante. "Al principio no sabíamos si íbamos a poder atender a la gente o si los horarios iban a ser limitados. Teníamos un ERTE así que había que ver si nos compensaba. Cuando supimos que los clientes podían entrar, decidimos que valía la pena", confiesa Veira desde el mostrador de Lume.

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Desescalada en A Coruña | Reapertura de librerías

En Moito Conto, la plantilla no estará al completo hasta el lunes. "Tenemos ilusión por la vuelta, pero también hay incertidumbre por cómo va a ser el futuro. No sabemos cuándo podremos hacer eventos", detalla Esther Gómez. Lo mismo ocurre en Suévia, donde ya están pensando en "buscar otro local para seguir con los cuentacuentos y otras actividades". "Durante el confinamiento hemos trabajado mucho las redes sociales para no desatender a nuestros lectores", indica Valencia.

Todas coinciden en que el confinamiento estuvo muy ligado a las lecturas y, de hecho, muchos de los clientes que reciben estos días buscan obras nuevas tras agotar la librería de casa. "No vienen con títulos concretos, solo quieren que les recomendemos algo. La gente te dice que recurrió a los libros que tenía en casa o, incluso, que tuvo que releer", señala Paula Veira.

En Suévia se han vendido libros relacionados "con las Letras Galegas" y obras ilustradas para los más pequeños. "Es gente que hizo la descarga online, le gustó y quiere tenerlo en formato físico", explica Valencia, que asegura que hay clientes "en busca de libros para regalar" por todas las celebraciones que se han aplazado por el coronavirus, incluida la del Día del Libro.

La propietaria de Berbiriana nota que sus lectores siguen las recomendaciones publicadas estos últimos días en redes sociales y apunta que Pequeñas mujeres rojas y Lectura fácil son los títulos "más demandados", mientras que en Moito Conto preguntan, sobre todo, por Almudena Grandes y Elvira Lindo. "También hay gente que te pide cosas más especiales y hay que tener paciencia. Las distribuidoras y editoriales tampoco están al cien por cien y puede costar más conseguir algunos títulos. Queremos gestionarlo rápido, pero no se puede", razona Esther Gómez, que concluye que "en el confinamiento se ha demostrado que los libros hacen mucho". Llega el turno de renovarlos, las librerías están esperando.