Hay muchos hosteleros para los que el anuncio de la posibilidad de abrir las terrazas este lunes no supuso grandes avances en la desescalada. No todos los locales de la ciudad disponen de mesas en el exterior con las que puedan ir capeando la situación estas semanas, por lo que la reinvención tiene que venir por otras vías. Tendrá que ser así para José Antonio López, propietario del Mesón Os Castros, que empezará la fase 1 volviendo a ponerse ante los fogones de su negocio, pero esta vez, no será para servir en sala, sino para atender a domicilio.

"Aquí trabajamos mucho con gente del barrio, ya hemos recibido algunos pedidos", confirma el dueño. Una propuesta para los que se hayan cansado, tras dos meses, de cocinar, pero que no quieran renunciar a la comida casera, especialidad del restaurante, cuya gerencia ha visto en las posibilidades de la nueva fase una oportunidad para volver a poner la maquinaria en marcha. "Sabemos que cubrir costes, de momento, será difícil, pero parados no podemos estar, que nos vamos al garete", sentencia.

De cara a los tiempos venideros, por lo pronto José Antonio López descarta para su local la opción de instalar mamparas de metacrilato para separar las mesas. Asegura temer un cambio de criterio que implique una inversión perdida. "Puede pasar lo que ocurrió en la época de la ley antitabaco; haces una obra para separar las zonas, gastas el dinero y lo pierdes porque resulta que no vale", recuerda. En su caso, cuando pueda abrir el comedor, lo hará con las mesas separadas con la distancia convenida, reduciendo los grupos de comensales conforme a los criterios especificados y extremando la higiene, algo que tampoco es nuevo: "Tengo gel hidroalcohólico en el comedor desde hace seis años, porque lo vi en un crucero y me gustó la idea, pero nadie lo usaba nunca", expone. Una costumbre que, seguro, cambiará a partir de ahora.