Un sistema de cámaras instaladas en distintos puntos del litoral de la ciudad apuntará a las playas para establecer durante todo el verano la vigilancia sobre su aforo. No será este el único método de control en los arenales para evitar aglomeraciones y riesgos de contagio en función de cómo evolucione la incidencia del Covid-19: en cada playa habrá también un mecanismo para contar las personas que entran y salen. La Policía Local se encargará de hacer el seguimiento de este despliegue de vigilancia.

Con este uso de la tecnología, el Ayuntamiento quiere proteger la asistencia de los bañistas a las playas urbanas aunque la población haya dejado atrás en los próximos meses las distintas fases del proceso de desescalada y recuperado en gran medida la normalidad. Las cámaras estarán ubicadas de tal manera que enfocarán todos los puntos de acceso a los arenales que se hayan dispuesto, desde los grandes como Riazor y Orzán a los pequeños como Matadero, As Lapas y San Amaro, además de Oza, de tamaño mediano. En el entorno de cada uno habrá vallas para cerrar las vías de entrada y salida si el exceso de usuarios, registrado a través de las imágenes, lo requiere.

La otra medida para controlar el estado en que se encuentran las playas, especialmente en los días de más calor de los próximos meses, es el registro del aforo mediante el conteo de los movimientos de las personas hacia o desde la arena con otro tipo de aparatos tecnológicos. Ambos métodos aún no estarán activos el próximo lunes día 15, cuando oficialmente arranca cada año en la ciudad la temporada de verano, ya que el Concello, según explican fuentes próximas al desarrollo de estas actividades de control, aún debe esperar por la autorización de la Delegación del Gobierno para la instalación de cámaras en lugares públicos.

El Concello ya preveía desde finales del mes pasado, cuando la entrada en la fase 2 de la desescalada permitió bañarse y tomar el sol, llevar a cabo un control permanente de las playas y calas coruñesas. Las medidas de transición aplicadas desde entonces concluyen el día 15, cuando de manera más concreta la Policía Local ejerza esa vigilancia. El Ayuntamiento opta ahora por el uso de cámaras y aparatos de conteo de movimientos en lugar de desarrollar una aplicación de teléfono móvil específica que podría entrañar más dificultades a las personas mayores no familiarizadas con la tecnología o parcelar los arenales para delimitar la superficie ocupada por los bañistas. Lo que sí hará además, según avanzaba hace unos días la edil de Medio Ambiente, Esther Fontán, es informar en tiempo real del aforo de las playas según los registros de las herramientas empleadas a través de su página web y con paneles en distintos puntos de la ciudad.