Las excavadoras trabajan ya en las proximidades de punta Langosteira para desbrozar el terreno por el que discurrirá el poliducto que unirá la nueva terminal marítima de Repsol en el puerto exterior con la refinería. La compañía informó ayer de que las obras incluidas en este proyecto deben terminar en agosto de 2022, fecha en la que podrán efectuarse las descargas de crudo en el puerto exterior. Ese paso no supondrá el fin de la actividad de Repsol en San Diego, donde seguirá efectuando las cargas de productos refinados, ya que todavía está pendiente el acuerdo con la Autoridad Portuaria sobre el traslado de estas operaciones, por lo que se desconoce en qué fecha se producirá la salida definitiva del tráfico de combustibles de los muelles interiores, para el que Repsol dispone de concesión hasta 2027.

Ambas partes firmaron en octubre de 2013 un convenio mediante el cual la empresa se comprometía a iniciar su actividad en Langosteira antes del 14 de abril de 2018, aunque están a punto de cumplirse tres años del cumplimiento de ese plazo y aún habrá que esperar al menos quince meses más para que se inicien las descargas de crudo en el puerto exterior. Tanto la Autoridad Portuaria como Repsol eluden de forma sistemática en los últimos tiempos hablar de plazos para el traslado de la actividad que permanecerá en el muelle petrolero cuando se complete esta primera fase, por lo que no es posible establecer una previsión sobre cuándo quedará liberada esa zona del puerto.

El acuerdo de 2013 establecía que los 26.397 metros cuadrados que ocupan las instalaciones de descarga de crudo en la zona de San Diego quedarían excluidas de la concesión de Repsol en el plazo de año desde que la compañía obtuviese todos los permisos necesarios para poner en marcha tanto la nueva terminal de Langosteira como el poliducto. Una vez efectuado ese trámite, Repsol dispondría de un año para desmantelar sus equipos en el muelle, pero la remediación del suelo, necesaria para la utilización de los terrenos tras estar destinados durante décadas a la actividad industrial, no comenzará hasta que toda la terminal se traslade a Langosteira, por lo que ni siquiera podrá aprovecharse esa parte de la concesión.

Repsol recibirá una indemnización de 39,6 millones por adelantar su marcha de San Diego, ya que calculó en 29,5 millones los gastos que le supondrá desplazarse al puerto exterior y se comprometió a invertir 126 millones en la construcción de sus nuevas instalaciones, entre las que el poliducto ya supone 80 millones. El acuerdo implica además la ocupación de 30.000 metros cuadrados de suelo en Langosteira y otros 15.000 por la red de tuberías, así como 20.000 de la lámina de agua y la reserva de 285.000 metros cuadrados de terrenos más para la posible ampliación de las instalaciones de Repsol. El plazo de esta concesión es de 35 años, que podrán ampliarse a 17 más.

Obras del poliducto

Repsol anunció ayer que la obra civil de su terminal de Langosteira ya está concluida, y que se adjudicaron las de la obra civil y las edificaciones de las instalaciones auxiliares del poliducto y las de las modificaciones que serán necesarias en la refinería. También se completaron las fases previstas hasta ahora del plan de conservación de los petroglifos hallados en una parte del trazado, realizadas de acuerdo con el proyecto presentado aprobado en septiembre por la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta. Los grabados rupestres han sido ya extraídos de su emplazamiento original y volverán a colocarse en el mismo cuando se hayan instalado los tubos.

Sacyr Construcción, empresa encargada de construir el poliducto, realiza ya el desbroce de los terrenos situados en el primer kilómetro del trazado, desde el puerto exterior hasta el campo de fútbol de Suevos. Repsol creó un servicio de atención telefónico y online para los vecinos de la zona y la semana pasada se reunió con las asociaciones de vecinos de los núcleos cercanos al trazado, cuyos habitantes recibieron una carta con información del proyecto y el contacto del servicio de atención.

Tras el desbroce del trazado se iniciará el movimiento de tierras y la apertura de zanjas en ambas direcciones, para de forma progresiva efectuar el montaje del cableado, la fibra óptica y las tuberías, material que ya está almacenado en el puerto exterior. Repsol anunció que por las noches no se ejecutarán trabajos, pero que mantendrá un protocolo de seguridad y vigilancia de la obra para garantizar la seguridad.

Polémica política sobre el futuro de San Diego

“Tenemos que pensar en qué necesita la ciudad y cuál es la mejor forma de desarrollar esa parte de la ciudad”, manifestó ayer el presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, sobre la apuesta del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, de vender el muelle de San Diego para la construcción de viviendas con el fin de rebajar la deuda por la construcción del puerto exterior. Fernández Prado afirmó que el estudio de la Universidade da Coruña sobre los muelles y cuatro de los cinco trabajos finalistas del concurso municipal de 2018 “recogen esa misma idea”, aunque no citó que el ganador del certamen, denominado Porsuporto, mantenía la propiedad pública del suelo y solo proponía viviendas públicas. La alcaldesa, Inés Rey, eludió pronunciarse sobre la propuesta de Feijóo pero Marea Atlántica y BNG, que apoyaron su investidura como alcaldesa, criticaron ayer con dureza en la comisión do Bordo Litoral el planteamiento del presidente de la Xunta. Marea reprochó que PP y PSOE “evitasen desmarcarse de un pelotazo” en San Diego y anunció que defenderá una moción en el próximo pleno para renovar los compromisos sobre los muelles al estimar que la iniciativa de Feijóo rompe el consenso alcanzado. Los nacionalistas reclamaron que la propuesta que lleve al Concello a las próximas reuniones con el Estado y la Xunta sea acordada con todos los grupos municipales y, al igual que Marea, afearon a Feijóo que renunciase ante el ministro de Transportes a la condonación de la deuda portuaria.