La prueba piloto para la reapertura del ocio nocturno celebrada el sábado en Pelícano se saldó con una evaluación “positiva” por parte de la gerencia de la sala, a la espera de los resultados de las conclusiones del Sergas. Así lo aprecia el copropietario de la discoteca, Luís Diz, que señala que “la gente respondió”.

Las cuatro horas que duró el experimento ayer en Pelícano, que se replicó simultáneamente en las salas Tokyo (Vigo), Anagrama (Lugo) La Pomada (Pontevedra), Keops (Ourense) y Sónar (Santiago) sirvieron para demostrar, a ojos de los propietarios de los negocios, que el ocio nocturno está preparado para desarrollarse en condiciones seguras. “Se vivió de una forma muy intensa, y se demostró que la gente joven cumple las normas”, asegura Diz.

Las 1.000 personas que accedieron al recinto lo hicieron en menos de 50 minutos. El acceso era un trance que era necesario agilizar. “Era algo que nos tensionaba, porque aunque normalmente solían entrar 3.000, había que verificar muchas cosas: la entrada personal e intransferible, la prueba negativa... no queríamos que hubiese un espectáculo en la cola”, asegura el copropietario de la discoteca.

El interior de la sala, cuando empezaba a llenarse. | // VÍCTOR ECHAVE Redacción

Las gerencias de las salas de fiesta de Galicia, implicadas o no en el experimento, negociarán en los próximos días con la Xunta y el Sergas las condiciones de una posible reapertura cercana, que se dará en función de las conclusiones extraídas de la jornada del sábado. “A partir de ese momento se tomarán las decisiones. Llevamos 15 meses cerrados, no pasa nada por esperar 20 días más”, concede Diz. Los propietarios de las salas fijan como las condiciones ideales para la vuelta a la actividad las impuestas el pasado mes de julio. El horario de cierre es otra de las coyunturas fundamentales en las que los gerentes juzgan necesario llegar a un acuerdo.

“El horario es clave. El contagio no se produce por ser las 2.00 o por ser las 6.00. Estamos viendo situaciones de tardeo en bares en las que hay descontrol”, afirma Diz. Los botellones o las fiestas en casas particulares que siguen tras la finalización de las fiestas en salas es, a ojos del empresario, otra de las situaciones que se evitarían si se amplía el horario de cierre. La rentabilidad, señalan, es otro factor clave.

“Habrá que analizar lo de ayer. Si las condiciones para abrir son muy restrictivas, habrá gente que no pueda abrir. Abrir Pelícano hasta las 3.00 de la mañana no es rentable, pero igual a un pub sí le vale ese horario. Debemos negociar pensando en el colectivo”, propone Luis Diz, que dice “tender la mano” a la administración para la toma de decisiones. “Queremos ser parte de la solución, no los responsables de que esto empeore”.