Jacobo Bergareche compatibiliza su trabajo como guionista audiovisual con la escritura de poemarios, cuentos infantiles o teatro. Su última obra es la novela Los días perfectos, en la que su protagonista, un hombre casado y con una amante, encuentra unas cartas de Faulkner a su querida Meta Carpenter. Mañana a las 19.00 horas la presenta en la librería Moito Conto con Antón Reixa; para asistir hay que realizar una reserva previa en libreria@moitoconto.com.

Las cartas de Faulkner son inéditas, y, de hecho, las encontró usted en un archivo estadounidense. ¿Por qué hizo una novela con ellas y no, por ejemplo, un texto académico?

Yo no tenía un especial interés en Faulkner, pero al leer las cartas lo que me llamó la atención era que eran una historia de amor extramarital, que no había sido contada y que se prolongaba a lo largo de treinta años. Se me ocurrió una carta sobre la memoria del amor, y me di cuenta de que no podía escribir un artículo ni nada académico. Era una violación de la intimidad, una intromisión tan grande en la privacidad de Faulkner, que probablemente hubiera deseado que las cartas se destruyeran, que pensé que lo único que me podía redimir era contestar con una ficción e incrustarlas dentro de ella. Y es lo que hice.

El protagonista de su obra también tiene una aventura. ¿Cómo es la curva del amor que vio en Faulkner y cómo es la que quería contar en la novela?

Las cartas de Faulkner son muchas, yo solo reproduzco cinco, pero lo interesante es que cuenta todas las etapas por las que pasa una relación amorosa. Y se me ocurrió hacer un libro que tratase las dos caras del amor. La primera, es esa fase pasional en que la gente vive en el aquí y ahora,. La pasión reduce todo el foco a un monotema. Está tu deseo y el objeto de tu amor y no hay otra cosa que no sea esa, y el mundo se reduce a la satisfacción de un deseo. Y en fase posteriores, cuando eso se va apagando y diluyendo, se entra en fases de nostalgia, de tedio. De esperar a que tener una buena escapada. Pero ya no hay esa tensión de vivir intensamente. Y quería contar algo que abarcase las dos caras.

¿Cuál de estas dos fases es más interesante desde el punto de vista de la literatura?

Creo que lo interesante es el contraste entre ambas. Una es inevitable que siga a la otra Lo que todos tratamos de resolver, una vez que estás en ese marasmo de la relaciones de largo recorrido, es cómo uno puede ganarle algún día la pelea al tedio. Este siempre está ahí, y hay días que uno le gana y otros que gana él. Lo interesante es cómo lo combatimos.

Además, estamos hablando de relaciones extramatrimoniales, en las que se está en la fase de pasión con la amante y tedio con la mujer.

Es como el bolero, si se puede amar a dos personas a la vez sin estar loco. Se pueden tener muchas vidas pero solo se puede estar en una a la vez, y esto es lo que plantea esta historia. Mucha gente bucea en las fantasías, sería deshonesto decir que no. Todo el mundo fantasea con personas que se va encontrando, a veces fugazmente, en el autobús, en el trabajo, donde sea. La gente vive en su mente otras vidas. El caso es como vuelve uno a su propia vida todos los días. Esa es la gran tensión que expone la novela: cómo volvemos a nuestra vida cada día, tras haber fantaseado con otras.

A mayores del hastío del amor estaría el hastío de la mediana edad del protagonista.

Sí, es una persona que está en una meseta de la vida. Que ya no es joven, sin ser viejo, y que está un poco quemado, con ese queme de lo que llaman midlife-crisis, la crisis de la mediana edad, que llaman la crisis de los cuarenta pero que puedes tener con treinta o cincuenta. Es una persona desencantada con su trabajo y muchas otras cosas.

Entonces, como conclusión, ¿merece la pena buscar los días perfectos, o hay que aprender a conformarse con lo que tenemos, aunque sea imperfecto?

Ese, claramente, es uno de los temas que explora la novela. Es muy difícil provocar un día perfecto, como alguno de los que se narran en la obra. A veces son accidentales, y tienen más que ver con una disposición, conque ambos en la pareja estén dispuestos a que ocurra algo que se salga de la norma, del tiempo. No va de hacer grandes cosas, extraordinarias y carísimas, despilfarrar e ir a grandes restaurantes. Tiene que ver más con una disposición de dos personas que quieren pasarlo bien. Yo creo que no hay que resignarse, que siempre hay que estar abiertos a que algo bueno ocurra. Hay que tener disposición, pero también es accidental; es una cosa rara.

Ha publicado poesías, cuentos infantiles, ¿cómo es que ha tenido una trayectoria por varios géneros?

¡Pues porque soy un desastre, más que nada! (ríe) Lo que más he hecho son guiones y producción, y en el tiempo que me permite mi trabajo saco tiempo para escribir otras cosas. Ha sido más falta de disciplina que otra cosa.

Y además, ha hecho publicidad, ha vivido en varios países, ha trabajado en Estados Unidos en una empresa de aplicaciones móviles... ¿Qué le han aportado todas estas experiencias para escribir?

Creo que bastante. Como he picoteado casi de todo, de una manera muy de diletante y de trabajo en trabajo, considero que puedo escribir de otras vidas porque he tenido unas cuantas hasta la fecha.