Nací en Vigo, aunque me considero coruñés por los muchos años que llevo viviendo en esta ciudad, a la que me traían mis padres en mi niñez y en la que me gustaba disfrutar del ambiente que había en la calle Real y los Cantones, así como la abundancia de comercios, sobre todo de juguetes, que era lo que más me gustaba ver.

Javier, a la derecha en el centro, como inspector veterinario durante el ‘Prestige’. | // LA OPINIÓN

Mi familia la formaban mis padres, José —que fue gerente de Vinos de Galicia y también se dedicó a los suministros a barcos— y Marina, quien se dedicó a la familia, además de mis hermanos José, María y Alberto. Al principio nos instalamos en Sada, pero después nos trasladamos a la calle Rafael Alberti, en el polígono de Elviña.

El autor, con su equipo de buceo. | // L. O.

Al finalizar el bachillerato estudié Veterinaria y luego trabajé en el saneamiento ganadero en el municipio de Sobrado dos Monxes, lo que compaginé con una pequeña clínica para animales que tuve en Arteixo durante veinticinco años, así como con el trabajo por libre en la comarca de Vimianzo.

Al mismo tiempo preparé una oposición para veterinario de la Xunta que conseguí aprobar y fui uno de los encargados de hacer los primeros controles de la producción de leche en Galicia que exigía la Comunidad Europea, así como de los medicamentos veterinarios.

Cuando ocurrió el desastre del Prestige también tuve mucho trabajo porque inspeccioné las zonas más perjudicadas por la contaminación del petrolero en la zona de Fisterra y en las lonjas y bancos marisqueros. En la actualidad soy inspector veterinario de Sanidad Pública en la lonja coruñesa. Cuando trabajaba en el saneamiento ganadero conocí a la que luego se convirtió en mi mujer, que también es veterinaria y con quien tengo una hija llamada Inés.

En mi juventud disfruté todo lo que pude, ya que solía ir a las principales fiestas y alternaba con mis amigos por las calles de los vinos, donde frecuentábamos los locales más conocidos. Uno de mis amigos, llamado Rafa, tenía una escuela de buceo en O Portiño llamada Coruña Sub, por lo que un día me invitó a tener mi bautismo de buceo. Este deporte me gustó tanto que hice los exámenes para obtener el título en la escuela de mi amigo.

Años después conocí a otros amigos que practicaban este deporte y me hice socio del Club del Mar, donde tuve como compañeros de buceo a Abel, Ventureira, Cordal, Quique, Julio, Manolo y Fernando Seoane, con quienes empecé a participar en las actividades de la Escuela de Buceo del club.

Al mismo tiempo, con mis amigos Bruno Ribeira y Ángel hice los exámenes para buceador profundo, tras lo que nos dedicamos a recorrer las costas coruñesas para descubrir barcos hundidos y hacer un archivo e historia de los mismos, para lo que esperamos que Luis Longueira, también un gran buceador y uno de los primeros en Galicia en hacer filmaciones submarinas de barcos hundidos, nos deje esas películas.

En la actualidad soy director técnico de la Escuela de Buceo del Club del mar tras coger el relevo de mi amigo Fernando Seoane, recientemente fallecido a causa del COVID, por lo que ahora dedico a esta actividad todo mi tiempo libre, en la que no solo hacemos exploraciones submarinas, sino que también trabajamos en el campo de la ecología haciendo limpieza de fondos marinos para poner nuestro granito de arena.

Testimonio recogido por Luis Longueira