Asistir a la Escuela de Idiomas es mucho más que ir a clase, conocer gente, conversar y hacer exámenes. O así lo entiende la asociación Mar de Lenguas, que nació hace poco más de un año para unir a alumnos actuales y del pasado, profesores y docentes ya jubilados. Al frente de esta idea se encuentran ocho mujeres dispuestas a organizar actividades y viajes y también promocionar, en cada rincón, la labor de la Escuela de Idiomas. “Ya hubo asociaciones de este tipo en otros años, pero siempre acababan abandonadas. Nuestro objetivo es dinamizar la Escuela, hablar de ella y promocionar los idiomas. Todos”, explica la presidenta, Beatriz Arboleya, que tras 29 años como profesora de Francés en este centro, necesitaba seguir vinculada de alguna manera. “No he podido soltar el espíritu docente”, confiesa.

Hace solo unos días, miembros de Mar de Lenguas se juntaron para hacer una marcha nórdica. Es solo una de las muchas actividades que tienen programas. “Vamos a hacer un viaje por Sevilla, Granada y Córdoba. Para noviembre, haremos el magosto en los jardines de la Escuela y una ruta de senderismo por Castro de Rei que servirá de inmersión lingüística”, detalla Arboleya, ilusionada por dejar atrás aquellas “actividades online” que tuvieron que hacer por la pandemia. “Pero tiramos para adelante”, dice orgullosa.

Mar de Lenguas abre sus puertas a todo aquel que haya estudiado o trabajado en la Escuela de Idiomas y también a los actuales estudiantes y profesores. “Entre todos podemos dinamizar la Escuela y la enseñanza de los idiomas, así como la importancia de ellos”, comenta la presidenta, a la que le preocupa que aunque este centro “tenga fama”, haya cosas que no se sepan. “Como que hay clases semipresenciales y que muchas veces quedan plazas libres”, apunta.

El entretenimiento va más allá de las excursiones. La Escuela les ha cedido el salón de actos para hacer clases de teatro. “Haremos una obra en español para alumnos extranjeros y otra en francés”, avanza Beatriz Arboleya, a la que le apasiona este mundo desde hace más de diez años. Además, hay clubes de lectura y clases de conversación. Una demostración más de que es posible aprender y divertirse.