Parte de la fachada de un edificio deshabitado y en muy mal estado de la calle Santa Lucía, el número 8, se vino abajo a mediados de octubre. La zona fue vallada para proteger a los peatones y los vehículos que pasan por la estrecha calle ante posibles nuevos desprendimientos debido al deterioro del inmueble, abandonado desde hace más de una década. Vecinos del entorno han demandado actuaciones urgentes al Concello por el peligro que entraña la vieja construcción, pero, al tratarse de una propiedad privada, la administración local señala que solo ha podido intervenir pidiendo a sus propietarios que tomen las medidas necesarias en el edificio para garantizar la seguridad. La comunicación con los dueños ha sido complicada en todos estos años y en la actualidad el inmueble está inmerso en un proceso judicial encaminado a su subasta, razón por la cual los propietarios no han realizado acciones.

Esta es la explicación que el Gobierno local da al grupo municipal del BNG en la respuesta a una pregunta escrita del último pleno que se interesa por los trabajos de estabilidad en el edificio. Estos siguen sin llevarse a cabo después de la caída de parte de la fachada y de las reclamaciones vecinales. El departamento de Urbanismo detalla que solo uno de los cuatro propietarios, que posee el 12,50% del inmueble, ha adoptado alguna vez las medidas de protección ordenadas por el Ayuntamiento, como la colocación de grandes redes en la pared frontal que da a la calle Santa Lucía.

El dueño mayoritario, con el 43,50%, ha alegado “problemas de salud incapacitantes”. Los otros dos suman el 44% de la propiedad, pero nunca han respondido a las notificaciones municipales. La “inacción de dichos propietarios” se justifica, según la respuesta del Gobierno local, al procedimiento “de extinción de la división horizontal y posterior subasta” judicial del edificio.

Los vecinos de esta zona de Cuatro Caminos denuncian que el abandono del inmueble ha causado otros sustos en los últimos años y viven con el miedo de que alguna vez ocurra algo más grave. Denuncian incluso que los residentes en los edificios anexos han sufrido la presencia de ratas en alguna habitación procedentes de la construcción ruinosa del número 8.

El Concello aclara que, pese a la dificultad para comunicarse con los propietarios, el área de Conservación de la Edificación y Ruinas ha tramitado con ellos los pasos para desarrollar el procedimiento de declaración de ruina. A través de la nueva ordenanza de rehabilitación y conservación, aprobada de forma inicial la semana pasada en el pleno, el Gobierno local pretende que el incumplimiento de las obligaciones establecidas para rehabilitar o conservar los inmuebles en mal estado por parte de los dueños le permita decretar su expropiación y su venta o sustitución forzosa.

A lo que aspira el Concello, según explica al BNG en la respuesta plenaria, es a conseguir la rehabilitación forzosa de esos edificios en mal estado. Añade que dispone de un inventario de inmuebles y solares con deficiencias de conservación a través de los expedientes del área de Conservación, además de otro elaborado en 2016 por una empresa externa, y prevé que con la nueva ordenanza de rehabilitación se cuente también con un catálogo de edificios sobre los cuales se haya dictado la resolución de declaración de incumplimiento.

El problemático inmueble de Santa Lucía es el único deshabitado que quedará en la calle después de que el Gobierno local, en el mandato anterior, autorizase la reforma de cinco edificios protegidos en el entorno que estaban deteriorados: los números 9, 10 y 11 de esa misma calle y los números 28-30 y 32-34 de la avenida Fernández Latorre. Una promotora catalana ha llevado a cabo las obras de acuerdo con el nivel de protección señalado en el planeamiento municipal para reestructurar y ampliar en altura los cinco edificios, anexos a la ruta inglesa del Camino de Santiago. Los muros traseros de los inmuebles están enfrentados y dan a un patio interior de por medio entre ambos, al que también da el número 8 de Santa Lucía.