Al joven coruñés Miguel López siempre le interesó la ciencia y la tecnología. A los quince años formaba parte del laboratorio de robótica Bricolabs, de la Domus, y mientras hacía el Bachillerato en el instituto de Adormideras participó en la Olimpiada Nacional de Física. Ahora, con 21 años, colabora en un equipo que fabrica desde cero coches autónomos que compiten sin piloto en competiciones internacionales, mientras estudia informática e ingeniería aeroespacial en Cataluña.

La modalidad se llama Formula Student, y desde hace décadas (desde 2010 en España) enfrenta a equipos de estudiantes de ingeniería que diseñan y compiten con sus propios prototipos. El grupo al que pertenece López se llama UPC Ecoracing, y hace años desarrolló “el primer coche híbrido de carreras de España”. Luego se pasaron al eléctrico, y la temporada pasada, cuando se incorporó López, “conseguimos desarrollar el primer prototipo totalmente autónomo, sin ni siquiera necesidad de conectarse a Internet”.

En la Formula Stundent tradicional los coches compiten en carreras con piloto, pero las pruebas de los autónomos son diferentes. “Tienen que acelerar en una recta y en por una pista en forma de ocho” explica López, y también “navegar por un mapa totalmente desconocido y con la trayectoria marcada con conos, a una velocidad mínima de cuatro metros por segundo. Luego hay otra prueba que consiste en hacer diez vueltas por el circuito a la máxima velocidad posible”.

UPC consiguió el primer puesto en estas dos últimas categorías en la competición española del año pasado, en la que quedó de segundo globalmente; los campeonatos también se valoran el diseño y coste de vehículos, donde consiguió otros galardones. En la competición de Suiza el equipo quedó de primero.

El papel de los miembros es “multidisciplinar”. López participa en el diseño y la construcción del vehículo, que cambia cada año, se ocupa del sistema que planifica su trayectoria, y también hace marketing y búsqueda de patrocinadores.

Formula Student es una cantera para las empresas automovilísticas, explica López. “Muchos de los avances que utilizamos luego son aplicados en coches reales”, y las compañías entran en contacto con los equipos como patrocinadores. En el caso de UPC, el sponsor principal es SEAT Cupra, y uno de los compañeros del joven coruñés ya está trabajando para SEAT en el desarrollo de un coche autónomo comercial.

Del diseño a la carretera

Un tipo de vehículo que, en opinión del estudiante de ingeniería, pronto estará en las vías. Las principales mejoras que se necesitan, indica, son “aumentar el número de sensores y la potencia de computación” del cerebro artificial de las máquinas, para que sean capaces de reconocer y procesar las diferentes situaciones en las que se encuentran en la vida real, y reaccionar a tiempo. Pero considera que “dentro de cinco años, los avances en inteligencia artificial y sensores lo habrán facilitado mucho”.

La implantación del coche autónomo, en opinión del coruñés, es un proceso que se acelerará a medida que se sumen vehículos a las vías, pues cuantos más haya, más fácil será para la inteligencia artificial tener el conocimiento necesario para optimizar la circulación. Y será incluso más sencilla, opina López, si el auge de las máquinas elimina los “conductores erráticos” y pueden comunicarse entre ellas en tiempo real.