Terminar de reformar la calle San Andrés, cuya remodelación entre el extremo más próximo a María Pita y la iglesia castrense se ejecutó cuando gobernaba el PP, es uno de los proyectos urbanísticos que se planteó el Ejecutivo socialista en su mandato.

Completar el tramo hasta la plaza de Pontevedra abarca más espacio urbano y requiere mayor presupuesto, del que de momento carece la obra, que podría estar incluida en las cuentas de 2022.

El proyecto, elaborado en marzo por la empresa Eptisa, ha recibido el dictamen municipal favorable de Rehabilitación y la aprobación de Patrimonio de la Xunta. Tanto el Gobierno local como el autonómico han planteado recomendaciones que apuntan al soterramiento del cableado de las redes de telecomunicaciones y a que los árboles no dificulten la visión de las fachadas.

Ayuntamiento y Xunta coinciden en estas indicaciones y añaden otras. El proyecto pasó entre julio y septiembre por la comisión asesora del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) de Ciudad Vieja y Pescadería, que recomendó además la iluminación individual de edificios singulares de la calle y que el sistema de alumbrado sea mediante catenaria para evitar que queden zonas sin iluminar en los márgenes o se produzca un efecto túnel.

El órgano también propone reformular la instalación de algunos contenedores de una zona arqueológica de la calle y revisar la continuidad del tratamiento del pavimento en la plaza Santa Catalina, donde en la actualidad es distinto al de San Andrés.

En este enclave de la zona Patrimonio apuesta por conservar las farolas, al formar un conjunto con la fuente de Neptuno que cuenta con protección individualizada, y en toda San Andrés es partidario de que se mantenga el mismo mobiliario del casco histórico de la ciudad.

Con la autorización de Patrimonio, la remodelación de San Andrés debería contar con fondos en el presupuesto municipal que completen la obra y den uniformidad a esta zona céntrica. Según el proyecto, el Gobierno local pretende cambiarle la cara a la calle.

Entre las principales medidas que propone está la limitación de la circulación a un carril por sentido, la ampliación de la anchura de las aceras y su separación de la calzada por una franja de un metro y medio de ancho en la que se instalaría mobiliario urbano, jardinería, alumbrado y señalización. Se prevé también el cambio de pavimento, con un hormigón más rugoso y antideslizante.