Las excavadoras empezaron el pasado lunes a echar abajo las infraviviendas de San José, en lo alto de la avenida Fisterra, un foco de trapicheo y consumo de drogas durante los últimos años en la ciudad. Los trabajos duraron una semana y ayer las máquinas terminaron de remover la tierra y los escombros antes de marcharse. Durante algún momento de la tarde se acercaron algunas personas al lugar para buscar objetos y chatarra entre arena, piedras, maderas y metales.

Sin casas en la zona, el vial que enlaza la ciudad con el municipio de Arteixo será ampliado para facilitar las maniobras en la parte más estrecha del trayecto, poco antes de entrar en la refinería en sentido salida. El derribo de las casas inició su proceso al final del mandato anterior y hasta hace unos meses el Concello no obtuvo la orden judicial de desalojo para demoler.