Raúl Quijano se siente afortunado no solo por llevar más de dos décadas haciendo música y cosechando éxitos, sino por hacerlo junto a sus hermanos. Café Quijano presenta su nuevo disco Manhattan el sábado 5 de marzo en el Palacio de la Ópera, pero también hará un repaso a su carrera, a esas canciones que están en la mente de todos.

Con el nuevo álbum recuperan su sonido tabernero. ¿Era lo que buscaban? ¿Lo necesitaban?

Sí, la idea era rememorar ese sonido y el álbum que tanta alegrías nos dio, La taberna del Buda, y hacerlo con un sonido más actual, más contemporáneo, pero en la línea de contar historias de esa manera tan peculiar que tiene nuestro hermano.

¿Se puede decir que Manhattan es la segunda parte de La taberna del Buda?

En cierto modo sí es una continuación de ese disco con un montón de canciones e historias. El sonido es más fresco. También engloba un poco todos los discos que hemos hecho.

Viajaron a Los Ángeles para grabarlo y contar con algunos de los músicos que les acompañaron hace más de 20 años...

Sí, fuimos a Los Ángeles para trabajar en el mismo estudio y con parte del staff con el que creamos aquel disco tan importante para nosotros. La intención era rememorar aquellos momentos.

¿Cómo ha cambiado Café Quijano en este tiempo?

Nos vemos con 20 años más, un poco mayores, pero mantenemos la ilusión. Estos años nos han servido de aprendizaje, que nos ha dado mucha información para evolucionar tanto de forma musical como humana. Hemos pasado etapas, pero siempre rodeados de lo que más nos gusta: la música.

¿Qué les queda por hacer?

Muchísimas cosas, por no decir todo. Cualquiera que desarrolle una profesión de largo recorrido creo que piensa como nosotros, que nos queda por aprender todo. Nos gustaría vivir tres vidas para seguir aprendiendo y seguir sumando experiencias. La vida es larga y corta a la vez, depende de como se mire. Nosotros estaríamos otros 25 años intentando mejorar. Seguimos siendo unos aprendices.

En esas otras vidas, ¿seguirían los tres compartiéndolo todo, como ahora?

Sin duda. Volveríamos a hacerlo los tres hermano seguro. Es un viaje alucinante. Ya no solo estar con tus hermanos sino tener las mismas vivencias que ellos. Pero también para nuestros padres y nuestro hermano pequeño, que disfrutan de las mismas experiencias que nosotros. Lógicamente en 25 años no todo es de color de rosa, como en cualquier relación, y hay etapas mejores y peores, pero seguimos disfrutando y riéndonos mucho. También lloramos de vez en cuando, pero yo creo que eso es la vida.

El primer single del nuevo disco fue La Jamaicana. ¿Siguen cantándole al amor?

Claro. El amor es tan inherente al ser humano que al hablar del amor hablas del ser humano. Es un sentimiento que invade a cualquier persona. El amor está en las personas. Cantamos al amor y cantaremos al amor porque es más bonito que el odio.

El álbum sale este viernes y su concierto en A Coruña es el día 5, ¿qué tienen preparado para su gira?

Vamos a hacer un recorrido por nuestra carrera, todas esas canciones que están en el subconsciente del público que nos ha escuchado. Lo aderezaremos con canciones del disco nuevo. Evidentemente tocaremos más canciones de nuestra carrera que del disco nuevo porque entendemos que la gente quiere seguir escuchando esas canciones y se las tenemos que cantar y tocar. Es el deseo del público. No lo vamos a dejar de hacer nunca.

Entonces, ¿no reniegan de los grandes éxitos?

No. El público es lo más importante en un artista, le debemos el mayor de los respetos. En nuestro caso, hemos tenido la suerte de tener más que una única canción que se conoce del grupo y disfrutamos cantándolas.

Han conseguido atraer a muchas generaciones, ¿son conscientes de ello?

Ahora se nos acerca gente muy joven y nos comenta que conoce nuestras canciones porque sus padres se las ponían en los viajes en el coche o en casa.

Café Quijano es pop-rock pero también bolero. ¿Con qué genero se identifican más?

Convivimos con estos estilos y disfrutamos de todos y cada uno de ellos. Hay momentos en los que cantamos con un tempo más lento y de una forma más romántica y hay otros momentos que cantamos con más instrumentación.

A menudo recuerdo esa noche en Manhattan con mi amigo Zapata, dicen en uno de sus temas. ¿Qué noche inolvidable guarda el grupo?

Qué difícil. Creo que todas y cada una de las noches en las que hemos visto sonrisas en el público delante de nosotros. Lo más maravilloso del mundo es ver que lo que haces toca la emoción de las personas y les mueve.