La hija mayor del fundador de Inditex, Sandra Ortega anunció hace unas semanas que financiará y creará un parque público de 20.000 metros cuadrados al borde del mar en Oleiros. La donación de parques no es sin embargo la más habitual, en una comarca donde en los últimos años distintos particulares han dejado en herencia edificios de viviendas, parcelas rústicas y urbanas, mobiliario, objetos personales o cuadros. A Coruña y Oleiros son los municipios del área metropolitana que registran más actividad filantrópica.
El Concello oleirense anunció hace poco que se iniciará de forma inmediata la creación del parque cerca de la playa de Naval que financia Sandra Ortega, diseñado por paisajistas de forma que tenga árboles y vegetación que requieran poco mantenimiento pero que también supongan refugio y alimento para las aves. Pero antes que Sandra Ortega su madre, la empresaria y cofundadora de Inditex Rosalía Mera, ya había donado hace años una parcela de unos 2.000 metros cuadrados también en esta misma zona (donde ellas tenían sus viviendas) y también para espacio público.
El propio Amancio Ortega a través de su fundación donó equipos hospitalarios al Chuac, aportó fondos para adquirir nuevas tecnologías en colegios de Arteixo donde está la sede de Inditex; financió la biblioteca ambiental del pazo de Lóngora en Oleiros y también en este municipio sufragó una residencia de Aspronaga, para personas con discapacidad intelectual; además de una escuela infantil en O Temple (Cambre); o la nueva sede de la institución benéfica Padre Rubinos en A Coruña.
El pasado mes de mayo se anunció que la familia de la actriz María Casares donaba al Concello de A Coruña 282 objetos personales de la actriz y de su padre, el expresidente del Gobierno Santiago Casares Quiroga. Hace un año trascendió que el empresario e indiano Manuel Piñeiro Pose había legado en su testamento en 1938 un edificio señorial en la plaza de Pontevedra al Concello de A Coruña a cambio de unas misas (un valioso patrimonio aún con una disputa por la gestión).
En Estados Unidos es casi obligatorio para las grandes fortunas donar millones de dólares a distintas causas o a través de una fundación. En Europa no existe esta tradición institucionalizada sino que depende de la voluntad o interés de cada persona. La educación y la sanidad las principales preocupaciones de estas personas que saben de sus privilegios y quieren ayudar a mejorar el bienestar de sus conciudadanos, de ahí que promuevan sobre todo colegios y hospitales.
La coruñesa Juana de Vega realizó una importante labor de mecenazgo a mediados del siglo XIX tanto en A Coruña como en Oleiros. En su testamento legó sus fondos y propiedades, como la casa oleirense donde se ubica su fundación en Nós y donde quería abrir una escuela de agricultura (hoy funciona la Escola da Paisaxe). El asilo de Adelaida Muro, el instituto Eusebio da Guarda, las escuelas y sanatorio Labaca, la cocina económica, el sanatorio de Oza, las escuelas públicas. Todas estas dotaciones y algunas más fueron impulsadas por filántropos.
En los últimos años también se están produciendo donaciones de personas que tienen unos recursos económicos normales o más modestos pero que también quieren aportar su grano de arena a la sociedad. Así se ha visto, por ejemplo, en Oleiros: un médico que donó una colección de más de setenta obras de arte; una vecina que legó un piso cerca de la plaza de Pontevedra y una casa con piscina; un matrimonio mayor que legó su casa; otra mujer que dejó un monte cerca de Canide; o la exalcaldesa oleirense que donó dos fincas. Son sobre todo personas mayores sin descendencia.
Incluso otras actuaciones, como ceder gratis frentes de fincas al Concello para ejecutar infraestructuras básicas, como aceras, se engloban en esta intención de aportar al bien común.
