La Opinión de A Coruña

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Saray Durán, directora de Ecos do Sur: “Nos adaptamos a las necesidades, desde la brecha digital a la salud mental”

“Empezamos con una asesoría básica de asuntos jurídicos. Ahora tenemos 80 proyectos y atendemos a unas 9.000 personas al año”

Saray Durán, ayer, en Santiago. | // ÓSCAR CORRAL

Ecos do Sur cumple el domingo 31 años. Empezó como una ONG para la cooperación internacional en A Coruña y, actualmente, da servicio a unas 9.000 personas cada año en Galicia y en Madrid.

¿Han cambiado mucho las necesidades que atiende Ecos do Sur o son las mismas?

Nacimos como una entidad de cooperación internacional y fuimos adaptándonos a las necesidades. Las personas que formaron la entidad eran voluntarias y ahora es una entidad con delegación en Madrid y 48 trabajadores y trabajadoras.

¿La demanda de servicio ha variado en la ciudad?

Empezamos con una asesoría básica de asuntos jurídicos, de acompañamiento en la búsqueda de empleo, dábamos información básica sobre los recursos de la ciudad, para que la gente pudiese empadronarse, hacer la tarjeta sanitaria... Ahora cada vez es más complejo y ofrecemos servicios más especializados. Tenemos asesoría social, gestionamos recursos directamente para cubrir necesidades básicas, tenemos tres psicólogos, orientadores laborales; hay mediadores culturales que facilitan la comunicación entre las personas que no conocen el idioma... Tenemos unos servicios que garantizan la cobertura de las necesidades, desde los derechos más básicos, pasando por formación y empleo y fomentando la participación de la comunidad a través de las actividades de activación y de participación social.

¿Cuántas personas tanto en A Coruña como en otras ciudades son beneficiarios de los servicios de Ecos do Sur?

Tenemos más de 18.000 personas registradas como usuarias. Tenemos altas y bajas, usuarios que son beneficiarios en un momento y después no continúan... Cada año atendemos a unas 9.000 personas, porque tenemos 80 proyectos. Hay otras personas a las que damos asesoría de forma urgente o inmediata y eso hace que atendamos a una población muy importante.

¿Ha generado un repunte de usuarios la guerra en Ucrania?

En principio, nosotros trabajábamos en proyectos de cooperación internacional, nuestros beneficiarios estaban en otros países, aunque en los últimos años, cuando nos especializamos en la intervención en el terreno en A Coruña, sí que fuimos haciendo intervenciones con personas extranjeras que llegaban a Galicia. Dentro de las personas migrantes a las que atendíamos estaban los refugiados. En 2020 nos federamos en la red estatal Acoge y en 2021 abrimos centros de acogida para personas beneficiarias del sistema nacional. Ahí es cuando empieza nuestro periplo de alojamientos y con una intervención más intensa con esta población. Ahora mismo tenemos una vivienda prácticamente completa con personas de Ucrania.

Y esto sumado a que muchos otros conflictos no se han solucionado y que siguen llegando migrantes que necesitan ayuda de los mismos países que en 1991...

Siguen llegando personas de Siria, de Afganistán, de Mali... Hay muchos países en conflicto y hay situaciones concretas. Hay persecuciones a personas por ser homosexuales, víctimas de trata... En Ecos do Sur pueden entrar a través de varios programas, así que, las nacionalidades de nuestros usuarios son variadas.

¿Cómo se plantean el futuro y qué objetivos se marcan en la entidad para el medio plazo?

Lo que hacemos es adaptarnos al contexto, estudiamos lo que pasa y modificamos los programas para adaptarlos a los problemas que surgen, desde la brecha digital a la salud mental. Todos los conflictos que están surgiendo requieren una intervención especializada porque son personas que huyen de conflictos armados o que huyen de sus países por inseguridad. Vemos que hay un aumento de la inflación y muchas personas de las que atendemos que están cobrando el Ingreso Mínimo Vital o la Risga y, como la mayoría de los salarios, estas prestaciones están congeladas. Valoramos también el contexto que tenemos nosotros. Somos una entidad gallega y no podemos obviar que el rural está despoblado y que existen posibilidades de inserción en el rural, por eso hacemos proyectos para crear un impacto positivo en la sociedad general y en las personas a las que atendemos.

Después de 31 años de trabajo, ¿es más fácil ahora hacer los trámites para legalizar la situación en España de una persona migrante o sigue siendo igual de complicado?

Justo ahora estamos en un momento de cambio de la Ley de Extranjería que, en principio, es positivo. Las personas que trabajamos en este ámbito tenemos siempre objetivos más ambiciosos y queremos más mejoras, pero ahora vemos otras vías de regularización, nuevas formas de solicitar arraigo.

¿A Coruña es una ciudad acogedora para las personas migrantes?

No podemos obviar que los delitos de odio existen y que el principal motivo es la xenofobia y en momentos de crisis —y el momento actual es variable— suelen incrementarse estas cuestiones. En líneas generales A Coruña es una ciudad intercultural, aunque hay deberes que hacer. Para eso estamos, para vivir la interculturalidad de forma positiva.

¿Qué se podría cambiar de forma inmediata para que la sociedad sea más abierta?

La sociedad tiene en su poder la posibilidad de hacer pequeños gestos para ser más justa, desde tratar a los demás de forma amable hasta ver que una sociedad diversa es más rica y que cada uno puede ayudar a que las personas migrantes se integren y que sea una oportunidad. También pueden formar parte de alguna entidad que, como la nuestra, nació para dar respuesta a la sociedad civil para luchar contra las desigualdades.

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