La guardería Carmen Cervigón, propiedad de la Institución Benéfico Social Padre Rubinos, ya no forma parte de la red municipal de escuelas infantiles. La dirección del centro achaca el cambio a un acuerdo mutuo entre la escuela y el Concello, que mantenían un convenio anual mediante el cual el Ayuntamiento sufragaba el servicio, que seguirá siendo gratuito mediante convenio con la Xunta, y ofrecerá, igual que el resto de centros adscritos al convenio con la administración autonómica, ocho horas de servicio gratuito, dos más que las de la red municipal.

“De mutuo acuerdo decidimos pasar al convenio de gratuidad de la Xunta, porque se acomodaba más a nuestras características. El objeto del convenio municipal era cubrir el número de plazas que no se podrían cubrir con escuelas propias, pero ahora mismo no hace falta porque no están quedando plazas vacantes”, explica la directora de la escuela infantil, Almudena Carro, que aclara que el proyecto educativo del centro seguirá “exactamente igual” pero con dos horas de servicio a mayores. La directora confirma que la escuela ya cuenta con lista de espera.

Fuentes municipales justifican que “la escuela nunca fue municipal” al funcionar mediante dicho convenio, con lo que el número de plazas gratuitas disponibles en la ciudad “permanece invariable”, con la diferencia de que ahora, respecto a otros años, “todas ellas son gratuitas, las municipales desde el curso pasado y las de la Xunta, desde este”. El Concello incluyó la escuela Carmen Cervigón entre la oferta municipal para el reparto de plazas del pasado marzo. Algunas de las familias del centro mostraron su malestar a este periódico ante el hecho de que ahora sus hijos estén escolarizados en un centro privado contra el criterio de muchas de ellas, partidarias de la enseñanza pública, y a quienes no se advirtió del vencimiento del convenio en el momento de la formalización de la matrícula. La alternativa que se les ofrece, relatan, es pedir el traslado a otro centro municipal en otro barrio, lo que no representa una opción viable para muchas de ellas.

Las familias temen que el nuevo escenario vaya en detrimento de principios por los que se rigen las escuelas públicas municipales, como el idioma vehicular en gallego, el uso de alimentos de proximidad y otros requisitos que recoge el Reglamento Régimen Interno de las guarderías de titularidad municipal, que fija también los precios para servicios como el comedor. Las familias denuncian que algunas de las condiciones iniciales han cambiado con la privatización del centro, como el precio del comedor, que ha subido 18 euros con respecto al año pasado, un alza que, señalan, no compensa las dos horas gratis que ganan.

El grupo municipal de Marea Atlántica instará al Gobierno local en el pleno del jueves a “reconsiderar esta decisión” y reintegrar de nuevo la escuela en la red. El grupo asegura que el cambio conlleva una renuncia al gallego como lengua vehicular y “se aleja de materias como la igualdad o el respeto ambiental”. En el mismo pleno, el grupo municipal Popular preguntará por qué la red municipal, que ofrece seis horas diarias de servicio, no se adecua a las ocho de los centros de la Xunta, lo que tachan de “discriminación”.

A este respecto, el Concello esgrime que el horario de los centros municipales lleva siendo el mismo 30 años y se rige por recomendación pedagógica. Alegan que los especialistas coinciden en que “dejar un bebé de cuatro meses 8 horas en una guardería es algo que no se debe hacer”, pero estudia, en todo caso, la posibilidad de ampliar horario.