Hace diez años era complicado encontrar una. Hoy, hay varias en cada barrio. Las peluquerías caninas se han convertido en una parada obligatoria anualmente para las personas con mascota. El servicio es tan popular que hay quien, como Noelia Calderón, ya se ha especializado en una raza en concreto: lo suyo son los perros de aguas, una variedad de can que se ha popularizado en los últimos años y que se caracteriza por un pelaje, cuanto menos, complicado de dominar. No para Noelia, que atiende en su peluquería, Natural Dog, a varios ejemplares cada día, aunque por ella pasan también razas de todo tipo. “Decidí especializarme en perros de agua porque había muchos en Galicia y no había quien los atendiese bien: no se respetaba su naturaleza, se les atendía como a otras razas. No solo los peino, también intento orientar a los dueños sobre el carácter y el mantenimiento del perro”, cuenta. 

También ella, que se especializó en peluquería canina hace once años, aprecia que la situación en cuanto al cuidado de las mascotas ha mejorado mucho, pero manifiesta que todavía queda un largo recorrido por delante. “Es otro mundo en comparación a hace 10 años, pero queda mucho por hacer. Ya no se trata solo de un tema de estética, es una cuestión de higiene. Puedes descubrir espinas clavadas, quistes, enfermedades, o cosas en las que los dueños no se fijan pero tú, que estás horas bañándolo y aseándolo, te das cuenta”, señala Noelia Calderón.