La rebaja de las cuotas, el veto a artes de pesca y la falta de relevo amenazan al sector pesquero

El presidente de la lonja estima que hasta un 40% de los propietarios de embarcaciones desguazarán sus barcos si les cubren las ayudas | “Es raro que alguien vaya al mar si no es hijo de”, explica el patrón mayor de la Cofradía

El patrón mayor de la Cofradía, Javier Mariñas, a bordo de su embarcación. |   // VÍCTOR ECHAVE

El patrón mayor de la Cofradía, Javier Mariñas, a bordo de su embarcación. | // VÍCTOR ECHAVE / Gemma Malvido / Jorge Garnelo

Gemma Malvido / Jorge Garnelo

La rebaja de las cuotas de pesca, el veto a determinadas artes y caladeros, el encarecimiento de los costes y la falta de relevo generacional amenazan la pervivencia del sector pesquero en la ciudad. El Gobierno estudiará a partir de junio poner en marcha ayudas al desguace de buques que se encuentren en situación de “desequilibrio” y, a falta de saber cuáles serán las condiciones de estas ayudas, el presidente de la lonja de A Coruña, Juan Carlos Corrás, estima que, por el “pesimismo” que hay en el sector “entre un 30 y un 40%” de los propietarios de barcos que tienen base en la ciudad estaría dispuesto a desguazarlos si las ayudas fuesen favorables.

“No hablo solo de personas mayores que se vayan a jubilar y que no encuentren relevo, hablo en general, de todos los casos”, especifica Corrás que, además, pone el foco en que la desaparición de un barco no supone solo la pérdida de empleo de sus trabajadores sino que tiene impacto en toda la red de distribución, incluso en los consumidores, que tendrán menos oferta en la plaza, ya que de los buques dependen muchos otros profesionales, como las comercializadoras o la lonja, que se encarga de subastar la mercancía que entra en los muelles.

“Nos están dejando sin futuro”, lamenta Corrás, que comparte reflexión con el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de A Coruña, Javier Mariñas, que pone el foco también en que la normativa de la Unión Europea, actualmente, “aprieta” a los trabajadores del mar y que, cada vez, restringe más la pesca, las cuotas y los caladeros en los que los profesionales pueden faenar.

Desde 1990, primer año del que se tiene registro, se destruyeron casi 12.400 barcos pertenecientes a la flota española: o lo que es lo mismo, un buque al día. Así consta en la base de datos de la Comisión Europea, donde se recogen todas y cada una de las embarcaciones, muchas de ellas gallegas, que han ido desapareciendo con el paso del tiempo. Algunas, como el Villa de Pitanxo, por una tragedia que todavía se sigue investigando, pero la inmensa mayoría porque fueron desguazadas en tierra. Principalmente barcos de pequeñas dimensiones que terminaron siendo chatarra, ya sea por su antigüedad, porque dejaron de ser rentables o por ambas razones.

En la actualidad —con sus ojos puestos en las ayudas para reciclar buques que Irlanda y Francia han concedido a cerca de 150 pesqueros comunitarios ante los duros efectos del Brexit y la reducción de cuotas que supuso para determinados países—, algunos armadores de Galicia también demandan esta línea de apoyos. En su caso, como consecuencia del impacto que ha tenido para su actividad veto a la pesca de fondo que impulsó el comisario Virginijus Sinkevicius contra viento y marea. Las reclamaron, entre otros, José Cañestro, propietario gallego de dos palangreros que faenan en Gran Sol. “Es lo único que nos queda y es lo que estamos pidiendo. Si se reduce la flota, igual a alguien le interesa quedarse. De la otra manera morimos todos”, indicaba hace unas semanas, amparado por otros compañeros. Ante este panorama, el Gobierno ha reaccionado y está confeccionando el nuevo informe de la flota española para 2023, un documento que recogerá los “segmentos” que se encuentren “en desequilibrio” en función de indicadores biológicos y económicos, y que deberá presentarse ante Europa antes del 31 de mayo.

Sobre esos “segmentos en desequilibrio” se realizará, a partir de junio, un plan de acción contando con la colaboración del sector y las comunidades autónomas implicadas, entre ellas Galicia. “Con el resultado del informe, se sabrá cuáles son los segmentos en desequilibrio y será a partir de entonces cuando se estudiarán las medidas más adecuadas para revertir la situación en cada segmento”, explican fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Entre ellas, no se descarta “implantar medidas de selectividad, establecer paradas temporales o poner en marcha un plan de desguaces”.

“Dentro de la Unión Europea hay países como Francia, que tienen más cuota que flota y países como España, que tienen más flota que cuota, eso lleva a que haya barcos que pesquen con otra bandera”, comenta Mariñas, que explica también que los países que tienen colonias salen ganando con el reparto actual de pesca, porque tienen “cuotas y caladeros”.

Otro de los factores que afectó gravemente a la flota gallega fue el Brexit. “Antes había áreas más grandes para pescar, ahora, son más pequeñas y los mismos barcos y eso lleva a la sobreexplotación”, relata Mariñas, que apunta también a otra tensión entre los países europeos. “Los del norte, como Noruega, apuestan por el modelo de la acuicultura y los del sur, como España, defienden la pesca”, explica.

Sobre la mesa está la posibilidad de solicitar ayudas para que se pueda garantizar la sostenibilidad de los caladeros y también se pueda mantener la actividad pesquera, ¿el problema? Mariñas lo tiene claro, “no va a haber dinero para todo”, porque tendrían que compensarse paros biológicos —tal y como se hace en el caso de los cefalópodos—, también las pérdidas por acción del furtivismo o por la sobreexplotación de una zona que hay que dejar “descansar” para que se regenere y sea productiva otra vez.

Tanto Corrás como Mariñas están de acuerdo en que la situación se complicará en el medio y largo plazo, sobre todo, por la falta de relevo generacional. “Hay mucho pesimismo en el sector por la pérdida de las cuotas; ahora, es raro que alguien vaya al mar si no es hijo de, si no ha heredado el barco o viene de tradición marinera. Nos están apretando y apretando hasta que nos muramos”, sentencia Mariñas, que tiene una planeadora con la que se dedica a la extracción de percebe y de erizo.

“Primero tuvimos la crisis de la cigala, después la de la merluza del norte y la de la del sur, la del lirio, nos dijeron que se iba a cerrar la sardina, se demoniza el arrastre y no se tienen en cuenta todos los esfuerzos que hizo el sector para llegar hasta aquí. Yo creo que ahora mismo la gente está pensando más en irse que en quedarse”, resume Corrás, que destaca que en A Coruña hay, sobre todo, flota de cerco y de litoral, ya que la flota de altura se concentra en Vigo, Celeiro y Ribeira, y que entre un 30 y un 40% de los armadores estarían dispuestos a desguazar su barco si hubiese ayudas para hacerlo.

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