La Xunta da luz verde al proyecto para urbanizar Fariña Ferreño, en O Castrillón, donde se construirán 12 edificios

La asociación de vecinos y Marea afirman que presentaron alegaciones, pero no figuran en el informe autonómico

Fincas del polígono Fariña Ferreño, donde los promotores prevén levantar doce inmuebles.   | // VÍCTOR ECHAVE

Fincas del polígono Fariña Ferreño, donde los promotores prevén levantar doce inmuebles. | // VÍCTOR ECHAVE / Enrique Carballo

La Xunta ha dado el visto bueno al informe ambiental del proyecto para la urbanización del polígono de Fariña Ferreño, un desarrollo urbanístico heredado del plan de 1998, donde los propietarios prevén construir una docena de edificios de entre siete y nueve alturas en las parcelas ahora ocupadas por fincas y huertos junto al polideportivo Monte das Moas y el centro de salud de O Castrillón. El Gobierno gallego desbloquea así una iniciativa que llevaba paralizada más de un año a la espera de resolver este trámite, y lo hace tras una evaluación simplificada, aunque la asociación de vecinos de O Castrillón-Urbanización Soto Iar y Marea pidieron un trámite ordinario, más laborioso.

Fuentes de la agrupación y del partido defendieron a este diario que habían presentado alegaciones formalmente. Sin embargo, el informe autonómico, de la Dirección Xeral de Calidade Ambiental afirma que “no se recibieron aportaciones de ningún tipo”, además de las que el propio Gobierno gallego pidió a administraciones y departamentos.

Los ocho informes que recibió son favorables al proyecto en el sentido de que no tienen reservas de calado al proyecto, aunque sí introducen algunos cambios menores. La Dirección Xeral de Patrimonio Cultural señala que el promotor deberá realizar un proyecto para el control arqueológico de las obras, y el Instituto de Estudos do Territorio, otro departamento autonómico, reconoce que uno de los muros de contención que prevé el proyecto va a tener “una incidencia visual significativa sobre la calle Javier López López” que “puede resultar incoherente con la directriz de paisaje DX. 21”.

El plan de los promotores, indica el documento de la Xunta, “no evalúa estas incidencias visuales y no contempla ninguna medida correctora de estos potenciales impactos”. El Gobierno gallego introduce la condición de que el muro se dote de un diseño y acabado para su mayor “integración visual” o vegetación que amortezca el impacto. También reclama evitar arrastres y utilizar especies de baja demanda hídrica en las zonas ajardinadas.

Los vecinos son mucho más críticos con estos muros de contención, contra los que manifiestan su “oposición total” ya que, consideran, impiden la conexión peatonal “natural” entre O Castrillón y el parque de Eirís. Como parte de las obras, los promotores prevén elevar el terreno, y los vecinos consideran que esto generará “un impacto visual en el borde de la ciudad que no parece aceptable”, mientras que desde el vial de circulación, advierten, podrían producirse caídas de vehículos.

En cuanto a los efectos ambientes, la asociación vecinal defendió que la urbanización tiene “efectos significativos para el medio ambiente” que hubieran necesitado una evaluación más en detalle y reiniciar el proyecto de urbanización. El informe que los promotores presentaron para iniciar la evaluación ambiental, afirman los vecinos, “no tiene en cuenta la existencia de manantiales y pozos de agua” y reclaman que se plantee la conservación de especies de árboles que están en el polígono como el roble o el laurel. Actualmente hay en el polígono una “alta cuantía” de especies arbóreas, indican.

Marea critica la construcción

Marea Atlántica mostró a este diario el justificante de las alegaciones que presentó, en enero de 2022, en el registro del Concello. En ellas se critica que la urbanización eliminará zonas verdes y espacios abiertos para el barrio, y el grupo afirma que el proyecto “incumple los criterios estratégicos de desarrollo urbano sostenible”, además de tener un “grave impacto visual”. Finalmente, la formación alega que el proyecto supone “un aumento de viviendas que no está justificado” y defiende que se diseñó en base a previsiones de crecimiento de la población “completamente desproporcionadas”.

En la parcela, de algo menos de 57.000 metros cuadrados, se permite construir ya desde el plan general de 1998 (el actual es de 2013). Se concede una edificabilidad (esto es, los metros cuadrados de inmuebles que se pueden levantar, contando todas las plantas) de 2,44 por cada metro de superficie, la mayor de entre los proyectos urbanísticos heredados de antes del actual PGOM y uno de los más altos que contempla el plan general. Además, no se prevé que ninguna de las viviendas sea pública, ni de protección oficial.

Las obras de urbanización (que en 2018 los promotores estimaban que podrían durar año y medio y costar unos cinco millones) modificarán la superficie de la ladera, y se prevé construir una pequeña cantidad de zonas verdes, unos 2.330 metros cuadrados. Otros 9.000 quedan para equipamientos municipales.

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