Transportes iniciará en marzo de 2024 la obra de Alfonso Molina, en A Coruña, para acabarla en febrero de 2026

El contrato para el control de los trabajos establece esos plazos

El ministerio solo anunció que durarán 24 meses

Avenida de Alfonso Molina, desde la pasarela peatonal entre Matogrande y Ponte da Pedra.

Avenida de Alfonso Molina, desde la pasarela peatonal entre Matogrande y Ponte da Pedra. / Casteleiro/Roller Agencia

El proyecto de ampliación de la avenida de Alfonso Molina, principal acceso a A Coruña, entre Ponte da Pedra y la entrada de la autopista estará en obras en marzo de 2024 y su conclusión se producirá en febrero de 2026, según las previsiones del Ministerio de Transportes. Así figura en el pliego de condiciones para la licitación del contrato para el control y vigilancia de los trabajos, que detalla el periodo durante el que la empresa que se lo adjudique deberá realizar ese trabajo.

El ministerio abrió el día 26 de mayo, último día de la campaña electoral, la licitación de las obras de ampliación de la avenida. Al tratarse de un contrato con una elevada cuantía económica —23,9 millones de euros— este proceso se demorará durante un mínimo de seis meses, de acuerdo con la experiencia existente en estas tramitaciones, en la que además podrían presentarse recursos por parte de las empresas concursantes. Eso haría que en principio que el contrato para Alfonso Molina se adjudicara a finales de año, pero la previsión para el control de las obras retrasa el arranque de los trabajos hasta marzo. Al haberse establecido un plazo de 24 meses para el desarrollo de los trabajos, se fija febrero de 2026 como la fecha en la que tendrían que concluir.

Cuando los Gobiernos central y local presentaron el 28 de marzo el proyecto definitivo para ampliar la avenida, anunciaron que se licitaría en breve, aunque hubo que esperar dos meses para que se hiciera. En ninguna de esas ocasiones se mencionó cuando se preveía el inicio de las obras, sino tan solo la duración que tendrían, aunque la licitación del contrato para su control desvela ahora esos cálculos.

El proyecto consiste en la creación de dos carriles más en la avenida, uno por cada sentido, para evitar los cruces entre los carriles actuales por parte del tráfico procedente de la autopista en dirección a la ciudad y que coincide con el que llega desde el puente de A Pasaxe, parte del cual también cambia de carril para dirigirse a los polígonos empresariales. La solución incluye, además, la apertura de un carril de servicio desde la zona de la fábrica de armas y añade la creación de una nueva conexión en dirección de salida de la ciudad para dirigirse hacia el puerto por el túnel de Eirís.

Uno de los cambios que provocará el proyecto es que se prohibirá a los vehículos procedentes de la autopista desviarse hacia los carriles centrales de la avenida, aunque sí podrán continuar hacia el centro o dirigirse a Matogrande y Pocomaco, por la conexión existente ahora. Para ello se pintará sobre la calzada una línea continua en la calzada, donde también se sopesa instalar balizas cilíndricas para advertir de esa prohibición, aunque podrán ser rebasables en caso de emergencia.

El tráfico que llegue desde el puente de A Pasaxe no podrá utilizar el primer enlace a su derecha para acceder a Matogrande y Pocomaco, ya que deberá hacerlo por el existente antes del viaducto de la avenida de San Cristóbal, por el que entrarán en la rotonda de Matogrande para acceder a ese barrio o seguir a Pocomaco.

A pesar del largo periodo transcurrido para que el Ministerio de Transportes redactase este proyecto, el interés del Gobierno por licitarlo antes de las recientes elecciones municipales hizo que se excluyera del mismo el apartado dedicado a la integración ambiental de la avenida, que tendrá un coste de 5,8 millones y que prevé la instalación de nuevas pasarelas, la remodelación de las paradas del bus urbano y la construcción de un enlace directo a Xuxán que evite la necesidad de llegar a ese barrio a través del acceso existente en Eirís.

La conversión de Alfonso Molina en una vía con ocho carriles de circulación hará además que la velocidad máxima se reduzca a 70 kilómetros por hora en los cuatros que habrá en la zona central, mientras que en los exteriores se limitará a 50 por hora. En este momento el límite está fijado en 80 kilómetros por hora en los tres carriles de entrada desde A Pasaxe hasta la estación de autobuses, donde se rebaja a a 50 por hora. En el sentido de salida es a partir de ese mismo punto donde se permite llegar a los 80 por hora en los tres carriles.

La Dirección General de Tráfico aplica la rebaja a 70 por hora desde hace tiempo en los puntos de mayor intensidad de tráfico, como sucede en A Coruña con el túnel de Eirís en la carretera AC-10 y el tramo de las curvas de Biona en la AC-12. En este momento muchos vehículos procedentes de la autopista, en la que el límite de velocidad es mucho más alto, superan los márgenes establecidos en Alfonso Molina, a lo que contribuye la pendiente en sentido descendente hacia la ciudad.

En los 23,9 millones en que se presupuesta el proyecto de ampliación se incluyen 1,64 millones para expropiaciones de 46 fincas que suman 22.600 metros cuadrados y ocupaciones temporales durante las obras de otras seis que tienen una superficie de 14.000 metros cuadrados.

Suscríbete para seguir leyendo