Entrevista | Vega Cantante, cierra su gira este jueves en la sala Garufa

“En esta industria es mucho más complicado mantener 20 años de carrera que tener un éxito”

“Para mí, no tiene precio tener la libertad de poder tomar tus decisiones con tu equipo, que camina contigo y te ayuda”

La artista Vega, en las escaleras del teatro Rosalía.

La artista Vega, en las escaleras del teatro Rosalía. / Carlos Pardellas

Fue a principios de 2022 cuando Vega público Mirlo blanco, su décimo disco, del que cierra la gira este jueves en el Garufa (21.30 horas), en un concierto de Son Estrella Galicia. Prefiere decir que no se despide del álbum sino que cierra una etapa para abrir una nueva en la que, tiene claro, habrá “una mutación”, siempre acompañada de un proceso creativo.

¿Qué fuerza le atrae de A Coruña para querer despedirse aquí del disco?

Yo no considero que me estoy despidiendo del disco, pero sí que cierro una etapa de gira antes de verano. Lo que me atrae es cerrarlo en casa. A Coruña, para mí, es mi segundo hogar. Es volver a casa, donde están los amigos y la familia, y siempre es bonito esta parte de la gira en la que estamos presentando las canciones en acústico.

¿Cómo son esos conciertos en una sala como el Garufa? ¿Es también una forma de reivindicar esos espacios?

Total. Es muy importante. Las salas forman parte del entretejido de la industria cultural de todos esos artistas que empiezan en salas más pequeñas y van haciendo proyecciones hacia salas más grandes para luego poder hacer una carrera más amplia. Hay que reivindicarlos porque el día que la música muera en este tipo de espacios, habrá muerto una parte de la industria. Son conciertos que disfruto muchísimo. Hay como un cuerpo a cuerpo con el público que no te lo da la banda, cuando las cosas van más enconsertadas. 20 años de carrera me dan una flexibilidad, son mis temas y sé tocarlos. Cuando salgo al escenario, digo que el público te hace parte del concierto. El repertorio que hay en el suelo es el que hay, pero si alguien de repente dice “por favor, toca esta”. A veces dices “ni de broma” y otras “¿por qué no?”. En cada lugar, depende de esa comunión con el público.

¿Hay más de Mercedes o más de Vega? ¿O ya no diferencia entre ambas?

Yo creo que ya a todos los niveles, sea tocando encima de un escenario o en mis redes sociales, soy Vega y esta es mi carrera artística, pero no puedo obviar que siento, padezco y tengo una forma de pensar que es Mercedes y esa es la que predomina en todo.

Eso está muy presente en todos sus discos. ¿La independencia que le da su sello, La Madriguera Récord, es su marca?

Sí. Cuando sacas un disco te preguntan por el estilo musical, pues el estilo musical es Vega. No quiero que me encorseten nada porque precisamente me hice independiente para no sentirme enconsertada dentro de la propia industria. Mis canciones al final vienen respondiendo a mis anhelos artísticos, personales y creativos. En cada momento, son una cosa. Desde que se creó La Madriguera Records, saqué cinco discos. Tengo diez en total y la mitad de mi carrera ya está sacada con mi sello independiente y sigo aquí. Me esfuerzo mucho en que cuando la gente me escuche diga “es Vega”. Creo que he conseguido una marca propia en la que el estilo, la forma de cantar, la forma de escribir, los temas que trato, cómo los trato y cómo llevo mi carrera es lo que es Vega, por encima de un estilo.

En algún momento de esa trayectoria, ¿se sintió enconsertada?

Ponerme un corsé a mí es muy difícil, pero sí que he tenido que pelear muchas veces para que no me pongan un corsé.

El camino elegido no es más fácil pero sí más libre.

Tiene más horas de trabajo y, si cabe, es más complicado, pero efectivamente tiene algo que para mí no tiene precio que es tener la libertad de poder tomar tus decisiones con tu equipo, que camina contigo y que te ayuda a crecer. No es algo marcado por intereses más puramente económicos. Te ayudan y son fundamentales. Pero es un currazo. Un artista no es uno solo nunca y hay muchas caras que no son visibles. Hay muchas cabezas responsables para sentarnos y pensar qué hacer y cuál es la mejor manera de seguir. Las carreras se pueden medir por pelotazos y por tiempo y constancia. Creo que la mía se define mucho más por lo segundo y eso requiere mucho trabajo.

Otro factor fundamental es el público. Tras veinte años de trayectoria, ¿todavía le sorprende ver salas llenas?

Sigue siendo impresionante y no solo por la gente fiel, que es una base muy sólida que se ha trabajado durante muchos años. A día de hoy, por pudor o por humildad, suelo hacer una pregunta en el directo que es “¿para cuántos de los que estáis aquí presentes es vuestro primer concierto?”. Y sigo sorprendiéndome de cuantísimas manos se levantan. El trabajo acaba trayendo público nuevo de franjas de edades muy distintas. Eso todo es gente nueva. Cuando empecé, los que tienen ahora 25 años iban a la guardería. Eso es muy fuerte. Pero no me da el síndrome del impostor, pienso que el esfuerzo tiene su recompensa. Creo que en esta industria es mucho más complicado mantener 20 años de carrera que tener un éxito, porque los éxitos fluctúan. La mía es una carrera a largo plazo.

Muchas de esas personas que salen de sus conciertos dicen que sus letras sanan el alma y la mente. ¿Qué piensa cuando le dicen eso?

Lo suelo comentar en los conciertos, que es súper gratificante ver que la gente en mis canciones encuentra no solo una banda sonora para momentos de su vida sino que les ha ayudado a sanar ciertas cosas. Por otro lado, también digo que no quiero ser la que eternamente les haga llorar. No quiero ser el azote del público. Pero sí que tengo la certeza de que mi música toca la fibra. Que la gente salga de mis conciertos diciendo “me lo he gozado porque me ha hecho sentir y me ha hecho vivir” es algo que no está al alcance de todo el mundo. Estoy muy orgullosa.

¿Sigue siendo un mirlo blanco o ha aparecido un nuevo animal para una nueva etapa?

En Dioses y demonios, en el disco de Mirlo Blanco, tengo una frase que dice: “Cada día al despertar, cuando el mundo envide más, vo lveré a lamer mis llagas, a mutar”. Necesito experiencias de vida y creo que estoy en un momento de vida personal en el que, me consta, volveré a mutar. No sé a dónde ni a qué. No sé si mutaré a otro animal o me convertiré en una maceta [bromea]. No tengo ni idea.

¿Esa mutación siempre va acompañada de procesos creativos?

Sí, ahí es donde yo intento buscar con mi equipo la manera, entre comillas, de encajar en el devenir de la industria, donde los tiempos acosan y aprietan. Para mí eso casa difícil a nivel creativo. Sé que me toca ese proceso, pero a nivel personal necesito que cuando salga algo de mi puño y letra reúna exactamente las mismas condiciones que han tenido las canciones que están en mis discos.

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