Por qué las ayudas para rehabilitar no llegan a las familias más vulnerables de A Coruña

Según explica Cáritas, las personas que “más necesitan” las subvenciones carecen de recursos y habilidades para solicitarlas | Los agentes de la propiedad inmobiliaria reclaman al Concello y a la Xunta eliminar las citas previas

Trabajos de rehabilitación en la fachada de un edificio de A Coruña.   | // VÍCTOR ECHAVE

Trabajos de rehabilitación en la fachada de un edificio de A Coruña. | // VÍCTOR ECHAVE / Enrique carballo

El año pasado en A Coruña se otorgaron cien licencias de rehabilitación, la cifra más alta desde que el Instituto Nacional de Estatística (IGE) ofrece datos, y que los promotores y profesionales del sector atribuyen a la disponibilidad de ayudas para la eficiencia energética, financiadas con fondos europeos y que tramita la Xunta. Pero según señala Cáritas, los agentes de la propiedad inmobiliaria y el colectivo de arquitectos Ergosfera, de esta línea de subvenciones y otras similares no se benefician los grupos de población más vulnerables y las rentas más bajas, excluidas por la brecha digital, la falta de asesoramiento y las dificultades para cofinanciar las obras.

“Las viviendas que más necesitan las ayudas para rehabilitación son de personas que no tienen recursos, ni habilidades ni capacidades para gestionarlas”, sentencia Pilar Farjas, directora de Cáritas Interparroquial de A Coruña, que considera que el “pool de viviendas en peores condiciones pertenece a familias que no pueden acceder a las subvenciones”. “Se lo hemos trasladado al Ayuntamiento en reiteradas ocasiones”, en relación a las líneas que este ofrece, insiste.

Una parte del problema, explica, es puramente económico, pues los titulares son “de rentas bajas” y carecen de capacidades económicas para pagar la parte que le corresponde al propietario de la inversión. Cáritas ofrece una línea de ayudas para rehabilitaciones menores en viviendas, financiada a través de fondos como un convenio con la Fundación Barrié, abierta a familias que “no tienen capacidad de cofinanciar” y que permite realizar “pequeñas reformas, de aislamiento, de eficiencia energética”

Pero también existe otro problema, más insidioso: el de la falta de conocimiento de los potenciales usuarios. “Los procedimientos son muy complicados y muy farragosos”, opina Farjas, y los colectivos más vulnerables se enfrentan a la “barrera digital” de tener que realizar trámites a través de internet. Estas personas, en general, “no tienen habilidades electrónicas, no tienen firma digital, barrera digital”, indica la directora de Cáritas.

La presidenta del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de La Coruña, Patricia Vérez, coincide con la lectura que hace Farjas. “El problema de accesibilidad a las ayudas es general para todos los colectivos, y si cabe más para las personas con menos recursos que no saben dónde o cómo pedirlas”, señala.

Y, según explica, uno de los mayores problemas es tener que pedir cita previa y no poder dirigirse directamente a las oficinas de la administración para informarse. Desde el Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, indica Vérez, han pedido la eliminación de este requisito tanto al Gobierno gallego como al Ayuntamiento coruñés, pues, según consideran los profesionales, “perjudica a los consumidores y usuarios y no les protege en sus derechos de acceso a una vivienda digna, ya sea en alquiler o en propiedad”.

La presidenta de los agentes de la propiedad inmobiliaria admite que actualmente hay “muchas ayudas económicas a las que se puede tener acceso a través de las webs de la Consellería de Vivenda y del Ayuntamiento”, pero también recuerda que “no todo el mundo tiene acceso a internet”. Y también señala que una parte de la ciudadanía “tiene dificultades para obtener una documentación que en muchos casos es excesiva” pero que la administración requiere para solicitar las subvenciones.

Subvención a rentas altas

Para el arquitecto Iago Carro, miembro del colectivo Ergosfera, las ayudas a la rehabilitación ya llevan ofreciéndose con distintos formatos un tiempo necesario como para comprobar que “han tenido problemas” debido a que “hay mucha gente que no acceder a ellas”. Más que de “barrera digital”, para Carro se trata de una cuestión de “capital social”, el concepto que hace referencia a los contactos personales que tiene un individuo y que le ayudan a conseguir ventajas en la vida, desde un mejor trabajo a, como en este caso, el acceso a una subvención. En contra de lo que sería esperable, Carro considera que estas suponen una transferencia de riqueza a las rentas más altas, que pueden aprovechar la oportunidad de ayudas.

Cuando se ofrecen las líneas de ayudas, explica, “la mayoría de la gente” no se entera de su existencia, pues no aparecen más que en los diarios oficiales y brevemente en prensa. El grueso de la población no accede a las convocatorias, ni está asesorado por profesionales que le puedan ayudar en la tramitación. “Tienen asesores para hacerles las cuentas, que son los que están ojo avizor con todas las ayudas que salen, y ya te avisan: gente dedicada a mirar el BOE todos los días”, argumenta Carro.

Un caso, explica, son las subvenciones que ofreció la Xunta para rehabilitar fachadas cercanas a las rutas jacobeas: “muchísimas de las viviendas que las consiguieron son de Linares Rivas, de grandes propietarios, que son los que pedían la ayuda, y no de los barrios más populares”. Para Carro, que insiste en que para gestionar el problema de la vivienda es necesario que la Administración mejore sus análisis, “muchas ayudas son transferencias de rentas bajas a rentas altas”.

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