La falta de ayudas retrasa la sustitución de las calderas contaminantes en edificios de la ciudad

Cambiar por bombas de calor o paneles solares, como fomenta la UE, es caro y las subvenciones son “pocas” | Los compradores de inmuebles para alquilar apuestan por eficiencia energética para ahorrar y hacer los pisos atractivos

Paneles solares recién instalados en un edificio de viviendas de A Coruña.   | // IAGO LÓPEZ

Paneles solares recién instalados en un edificio de viviendas de A Coruña. | // IAGO LÓPEZ / Enrique Carballo

La Unión Europea apuesta por eliminar las calderas de gas y gasoil de los edificios privados en la próxima década y sustituirlas por otros sistemas menos contaminantes, como las bombas de calor y paneles solares, una transición que ya prevé el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) de hace diez años. Pero, como indican fuentes del Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia, la mayor parte de las comunidades de propietarios de A Coruña no están realizando la transición por la falta de ayudas, aunque los nuevos sistemas pueden conseguir ahorros de hasta el 70% en los recibos.

Según explica el presidente del colegio, Martín Bermúdez de la Puente, hay “poca concienciación” de la transición y solo recientemente “algunas” comunidades se la han planteado ante la reciente convocatoria de fondos europeos Next Generation, que en muchos casos todavía no se ha resuelto. Pero “ha habido pocos fondos, pocas ayudas se han concedido”, aclara.

De acuerdo con Bermúdez, hasta ahora “más del 90% de las subvenciones que pedían los propietarios eran para eliminar barreras arquitectónicas, sobre todo instalar ascensores, algo que los dueños de pisos ven como una necesidad más acuciante”, pese al ahorro que supone hacer la transición energética. “Es más duro ver a un vecino que no puede subir hasta su piso que el hecho de que la calefacción te cueste 20 euros más, o 40”, explica.

Cambiar los sistemas térmicos de un edificio supone “una inversión muy grande, con derramas importantes” y Bermúdez cree que la mayoría de las comunidades no lo harán “voluntariamente” si el Estado no lo convierte en una obligación. “Pocas comunidades van a tener la conciencia de hacerlo antes”, opina, y señala que el cambio necesitará de “actuaciones públicas: subvenciones y concienciación”, además, especula, será necesario mejorar la infraestructura de distribución eléctrica.

Por el momento, el Parlamento Europeo ha aprobado una Directiva de Eficiencia Energética en Edificios, que aún debe ser ratificada. La fecha para la desaparición de las calderas de gas y gasoil no está definida, pero se plantea para 2035 o 2040, sustituyendo estos sistemas para calentar aire y agua por otros como hidrógeno verde, bombas de calor o paneles solares.

Bermúdez señala que las comunidades que representa y están pendientes de subvenciones se han decantado por la aerotermia, y recuerda que “hasta hace muy poco, unos dos años, estaban subvencionando pasar calderas de gasoil a gas”; “y resulta que acabas de poner una caldera de gas y te dicen que la vuelvas a cambiar”, añade.

Sí hay un sector inmobiliario en el que parece que se están afrontando estas inversiones: los edificios que compran particulares y empresas para destinarlos a alquiler y que no tenían sistema de calefacción central. La administradora de fincas Carmen Lavandeira representa a tres propietarios con este perfil que han instalando bombas de calor y paneles solares en sendos inmuebles de la ciudad. “Son edificios antiguos, de más de cincuenta años, sin ascensor en algún caso, en los que también se ha hecho un aislamiento completo y que han pasado de las categorías F o G o la A [la más alta] de eficiencia energética”, explica Lavandeira.

Los propietarios realizan esta inversión, señala la administradora de fincas, porque así el edificio se convierte en “más atractivo para alquilar y se revaloriza la propiedad”. Entre los inquilinos hay “muchísima gente que empieza a interesarse” por la eficiencia energética, la modificación de los edificios aumenta el confort y, además, “el ahorro de gasto es tremendo, puede ser del 70%”, aunque “el coste de instalación es elevado”. En los edificios que representa uno ya tiene la confirmación de los fondos europeos que le cubrirán el coste de la obra, y las ayudas “están entre el 30 y el 80%” del coste total.

Dificultades de instalación

El gerente de la tienda coruñesa de calderas y productos de calefacción Satiser Galicia, Israel González, señala que ahora en las viviendas unifamiliares “como mínimo piden presupuesto” para instalar una bomba de calor en vez de las calderas tradicionales, pero apunta a que la transformación es más difícil en los inmuebles que ya existen porque “la instalación no vale para cualquier aparato, hay que modificarla toda”. “Si ya tienen la instalación de caldera de gasoil hecha, meten otra de gasoil de compensación”, explica González, pues “es más asequible”.

En la tienda Comercial Quemoil de la calle San Vicente comercializan tanto sistemas de calefacción como gasoil, e indican que aunque “la moda va por suelo radiante y bomba de calor” en obras nuevas, la diferencia de coste con respecto a los sistemas tradicionales es importante. “Si haces una casa nueva la diferencia de precio baja muchísimo: con una caldera de gasoil te puedes ir a mil y pico euros, pero también hay que incluir depósitos y chimenea, con lo que llegas a tres o cuatro mil: lo que te cuesta una bomba de calor. Pero en un inmueble ya hecho hay que tirar lo que tienes metido, aumentar radiadores, e igual no lo rentabilizas”, señalan desde este comercio.

Aunque admite que con los nuevos sistemas “está claro” que se ahorra en la factura mensual, también señala que la caldera de gas o gasoil es un “producto de toda la vida”, con “fiabilidad” comprobada, mientras que en los sistemas más modernos no se sabe cuántas reparaciones van a necesitar, y señala que necesitan “piezas caras”. “Si me vienes como cliente, igual no te recomiendo una bomba de calor”, explican fuentes de Quemoil.

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