Humedades y goteras obligan a suspender partidos en polideportivos de A Coruña

La condensación por calor y lluvia impide jugar y entrenar en San Francisco Javier, Cocheras, O Ventorrillo y Riazor

Afectados instan a revisar el estado actual de las instalaciones

La pista del San Francisco Javier tras la suspensión del partido. |  //I. LÓPEZ

La pista del San Francisco Javier tras la suspensión del partido. | //I. LÓPEZ / R. D. Rodríguez / D. Abelenda

R. D. Rodríguez / D. Abelenda

El calor y la lluvia se aliaron el pasado fin de semana en contra de algunos clubes deportivos coruñeses que debían disputar sus jornadas como locales y no pudieron. El pabellón de San Francisco Javier en el que juega el OAR de balonmano, una de las polideportivas de Riazor donde compiten las categorías inferiores del Básquet Coruña y los pabellones municipales de O Ventorrillo y Cocheras donde juegan y entrenan otros equipos, entre ellos de fútbol sala, registraron humedades por condensación propiciadas por la combinación de agua de lluvia y altas temperaturas, lo que motivó la suspensión de partidos y sesiones de entrenamiento. Ante la predicción de una situación meteorológica similar esta semana, usuarios de estas pistas se quejan por los inconvenientes sufridos e instan al Concello a revisar el estado de sus instalaciones.

El problema no es habitual, matizan los afectados, puede ocurrir “una o dos veces por temporada”, aunque causa molestias por la suspensión de partidos y el desplazamiento de los rivales visitantes y la complejidad de encajar los encuentros en el calendario en fechas posteriores. El Ayuntamiento, consultado por este diario sobre las medidas que adopta cuando se producen situaciones de humedad en pabellones, indica que casos parecidos ocurren “en otros muchos polideportivos gallegos” a causa del clima, e “igual que en otros lugares, se decidió suspender la competición por seguridad”.

La condensación principalmente, y en ocasiones las goteras, como ha habido en San Francisco Javier o en un lateral de la pista del Barrio de las Flores, donde juega el Zalaeta de voleibol, provocan resbalones e inestabilidad en la superficie que pueden derivar en lesiones de distinta gravedad. “Hace un par de años vino un club canario y estábamos más tiempo en el suelo que de pie. Es una cuestión climatológica y no se puede hacer nada”, admite el presidente del OAR, Francisco Alejandre. “Un vendaval levantó el tejado y se supone que estaba arreglado. Aplazar el partido depende también de la decisión de la pareja arbitral. El Concello en algún momento tendrá que ver cómo están las pistas”, añade.

La cantera del Básquet Coruña tampoco pudo jugar el sábado por la mañana: hubo dos suspensiones en O Ventorrillo y otras dos en Riazor, donde entrenan los jóvenes. “Con condensación debemos cambiar el entrenamiento a algo suave y estático, riesgo cero para no resbalar. Esta semana iremos a trabajar a otras pistas, algunas privadas donde pagamos el alquiler”, explica el coordinador de la base, Rubén Vázquez.

En Riazor hay parqué, pero en la superficie de O Ventorrillo y de Cocheras, donde un club de baloncesto empezó a correr la semana pasada en un entrenamiento y paró poco después para evitar lesiones y otro de fútbol sala no llegó a salir a la pista, hay una combinación de cemento y goma similar a la del Barrio de las Flores, que en situaciones de humedad entraña riesgos.

El grupo municipal del PP se apoya en el estado de las instalaciones deportivas para criticar el Gobierno local por “haber dejado pasar dos grandes oportunidades para mejorar” los recintos “al no presentarse a las convocatorias de subvenciones para la reforma o mantenimiento de las mismas por importe total de 35,5 millones de euros, tanto de Consejo Superior de Deportes (27,5 millones) como de la Xunta (8 millones).

El Concello tiene un servicio externalizado encargado, entre otras cuestiones, de analizar la situación de las dependencias municipales por orden del servicio de Edificación. Funciona desde hace cuatro años y el Gobierno local acaba de volver a licitar el servicio por otros cuatro, por el que se paga más de medio millón de euros anuales.