La Cocina Económica proyecta ampliar sus servicios en locales de la calle Cordelería

La entidad benéfica precisa de más espacio para incrementar el número de personas a las que ofrece asistencia | En diciembre proporcionó una media diaria de 1.532 comidas

Usuarios de la Cocina Económica, ante su entrada de la calle del Socorro. |   // CARLOS PARDELLAS

Usuarios de la Cocina Económica, ante su entrada de la calle del Socorro. | // CARLOS PARDELLAS / José Manuel Gutiérrez

El elevado número de personas que solicitan los servicios de la Cocina Económica y la insuficiencia del espacio del que dispone en su edificio de la calle del Socorro hacen que la entidad benéfica se plantee la posibilidad de ampliar sus instalaciones en los locales que adquirió hace ya años en la calle Cordelería, frente a la entrada trasera de su inmueble. “Es un proyecto grande pero necesitamos ayuda para llevarlo a cabo”, explica Jacinto Torres, el presidente de la institución, quien advierte que por el momento no hay ninguna propuesta concreta porque debe ser aprobada por su junta general y además son necesarios importantes recursos para llevarla a cabo de los que carece, por lo que tendrá que solicitar ayuda.

Torres descarta la posibilidad de reformar las dependencias tradicionales de la Cocina Económica para ganar más espacio porque eso supondría que tener que cerrarlas al público y dejar sin asistencia a las personas que acuden a ellas a diario. Hace años ya se planteó la iniciativa de incrementar en una planta el edificio, para lo que llegó a presentar una alegación al Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri), aunque fue desestimada.

El pasado mes de diciembre fueron 1.532 las comidas que se distribuyeron a diario tanto en su sede como en los puntos de distribución situados en O Birloque, O Castrillón y Sagrada Familia. El presidente destaca que en ese último se repartieron más de 800 comidas cada jornada, ya que atiende a algunos de los barrios más populosos de la ciudad. El aumento en la demanda ha sido constante desde el inicio de la pandemia, cuando se servían en torno a medio millar de comidas, por lo que Torres advierte: “Tenemos que seguir pidiendo que nos ayuden para poder atender a todo el mundo”.

“Nuestra prioridad es dar de comer a la población que no tiene recursos, ya que entre ella hay niños y muchos inmigrantes, pero solamente abrir la cocina nos cuesta mil euros al día y no podemos hacer más”, explica el presidente, quien reconoce que la entidad ya no es capaz de incrementar su actividad a pesar de que recibe peticiones de asistencia de barrios de la ciudad a los que no llegan.

Además del comedor y el punto de reparto de comida, en el edificio de la calle del Socorro se ofrece un servicio de lavandería, duchas y ropero. El inmueble acoge también un espacio para la prestación de asistencia social y otro para el descanso y el ocio de las personas que lo soliciten.