Los nuevos dueños de los murales de Lugrís, en A Coruña, tapan las goteras y rehabilitarán el edificio

El Concello afirma que adoptaron “todas las medidas” que les exigieron y los frescos están “en situación estable”, según los “especialistas”

Los nuevos propietarios del edifico número 25-27 de la calle Olmos, en estado deteriorado y que alberga en su bajo, antigua sede del restaurante Fornos, una docena de murales de Urbano Lugrís que han sufrido daños por el mal estado del edificio, ya han realizado actuaciones para protegerlos, de acuerdo con el concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallego. Según señaló en el pleno de este jueves, en una revisión realizada este miércoles los técnicos del Concello comprobaron que los propietarios han tomado “todas las medidas que requirió el Ayuntamiento” para la conservación del edificio y para “evitar las entradas de agua” que podrían dañarlos murales. Los dueños están “preparando un proyecto de rehabilitación” del inmueble, avanzó.

El concejal dio estos datos en respuesta a una pregunta del escaño ciudadano formulada por Rodrigo Osorio, portavoz de la asociación O Mural, que recordó que los socialistas realizaron la promesa electoral de crear en este edificio “el espacio Urbano Lugrís” pero que criticó que en el último año su grupo solo ha obtenido “silencio y evasivas” del Concello acerca de las medidas para proteger a los frescos del pintor.

Díaz afirmó que en julio del año pasado el Ayuntamiento le pidió una serie de “medidas urgentes” para conservar el edificio y los murales a la empresa Alameda de Órdenes, que era en ese momento su propietaria. Como ya publicó este diario, por aquel entonces la compañía había solicitado un concurso de acreedores alegando insolvencia. El administrador concursal, indica Díaz, les trasladó “la posibilidad de que el edificio fuese vendido en otoño” y en noviembre y diciembre realizaron “nuevos requerimientos” a los compradores. Estos tomaron “las medidas correctoras más urgentes”. Esta semana, señaló Díaz, hubo una nueva revisión del edificio y de los murales y “los especialistas señalaron que están en una situación estable”.

De acuerdo con un informe municipal, de las doce obras, pintadas en 1951, once precisan trabajos de rehabilitación de forma “urgente” para evitar “riesgo de deterioro inminente e irreversible”. Dos de las piezas están en estado “crítico” y una en situación “súper crítica”. Los daños incluyen grietas, manchas, restos de oxidación, desconchados, colonias de hongos y la deformación de los muros. El texto también indica que los problemas se fueron acentuando por la entrada de agua en el edificio.

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