Del veto al móvil al control de ordenadores: los institutos de A Coruña reducen su uso o refuerzan la vigilancia

Centros coruñeses ya limitan los ordenadores a las aulas de informática y otros que restringen el acceso a páginas y controlan la actividad de los estudiantes

La norma de los móviles, por ahora, “funciona bien”

Dos estudiantes revisan el tablón de anuncios en un instituto de A Coruña. |   // ARCAY/ROLLER AGENCIA

Dos estudiantes revisan el tablón de anuncios en un instituto de A Coruña. | // ARCAY/ROLLER AGENCIA / Ana Carro

La prohibición de usar el móvil en las clases y recreos que aprobó la Consellería de Educación hace solo unos meses fue una de las cuestiones más comentadas en colegios e institutos con el arranque del año. Aunque todavía hay “pequeñas anécdotas”, como dicen algunos directores, y se ve “algún móvil” por los pasillos, estos centros ya se han acostumbrado a que ya no sea una herramienta del día a día. Sin embargo, ahora tienen que hacer frente a otro escollo: los ordenadores. Así, muchos institutos optan por no utilizar el programa E-Dixgal —por el que los estudiantes disponen de portátiles en lugar de libros de texto— y dejan los ordenadores para las aulas de informática y los hay que han optado por reforzar la vigilancia.

“Nosotros tenemos cuatro aulas de informática y está todo muy controlado. Luego, en cada clase, hay una pizarra digital, pero seguimos apostando por el papel y la libreta”, expone la directora del instituto Eusebio da Guarda, Isabel Ruso, que también es presidenta de la asociación de directores de institutos públicos. Explica que “utiliza o no el E-Dixgal” es una “decisión del claustro”. En el caso del Eusebio da Guarda, han preferido no instalarlo.

Sí lo utilizan, por ejemplo, en el instituto Alfredo Brañas de Carballo. Pero aquí han querido ir más allá en el control y hace unas semanas llevaron a cabo una “clonación” de los ordenadores para bloquear páginas web y saber en todo momento qué está haciendo el alumno o alumna. “Fue un trabajo muy exhaustivo porque tenemos muchos alumnos, pero estamos contentos”, comenta la directora del centro, Mónica Mariño. Explica que, en las aulas, cada estudiante tiene su portátil, donde se encuentra todo el material que utilizan en clase y con el que estudian en casa. “Esta clonación permite que haya acceso restringido a algunas páginas. También desde sus casas”, detalla.

Mariño cree que esta es la “forma de que convivan” en los institutos “las nuevas tecnologías” con los deberes y los exámenes. “Entendemos que hay quien piense que estar todo el día con una pantalla no es bueno, pero todo tiene un momento y no podemos aislar a los estudiantes porque las tecnologías han llegado para quedarse”, reconoce.

Así, defiende que los ordenadores con el programa E--Dixgal cuentan con un “sistema de navegación segura” y comenta que los profesores “saben en todo momento lo que está haciendo el alumno”. “Y tiene control para parar lo que está haciendo o incluso apagar el portátil”, dice, aunque recuerda que “durante el cambio de clase, no hay profesor” así que ahí el “control es más complicado”, pero también los estudiantes tienen que ser “responsables” con los aparatos.

María Estrella Pérez, directora del instituto Zalaeta, es consciente de que “a veces se hacen gamberradas” y en los ordenadores del centro aparecen “salvapantallas que puso alguien” o “búsquedas en internet” no muy adecuadas, pero su modus operandi es sencillo: “Investigamos quién lo hizo y se sanciona”. Es la forma de que aprendan a utilizar los ordenadores. “La mayoría hace un buen uso”, aclara.

En el Zalaeta, no obstante, mantienen sus aulas de informática, pero en las clases siguen con libros de texto. “En nuestro caso no hemos querido el E-Dixgal por varias razones, entre ellas que desaparecía la ayuda para libros y que las personas que tienen menos recursos quedarían en peores condiciones”, manifiesta.

Estas directoras reconocen que los estudiantes se han “adaptado rápido” a la prohibición de usar el móvil en aulas, recreos y clases extraescolares. En el Zalaeta, por ejemplo, esta normativa lleva vigente casi ocho años, aunque ahora los alumnos y alumnas “andan con más cuidado”, apunta María Estrella Pérez. De todos modos, señala que “es difícil restringir el uso” cuando “vas al parque o a los restaurantes y toda la familia está usando el móvil”. “Ahí está el tema de que los avances tecnológicos son muy importantes y necesarios pero el uso que se hace de ellos también es importante”, razona.

Ruso asegura que, en el Eusebio da Guarda, esta norma “está funcionando bien” y cree que fue clave que se le trasladase al alumnado “con tiempo”, además de darles consejos y propuestas sobre qué hacer en los recreos que no fuese estar con el teléfono móvil.

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