Entrevista | Virginia Mato Profesora de Ingeniería Informática de la Universidade da Coruña y directora de la Cátedra Aldaba WIB

“Es un riesgo que las mujeres nos quedemos fuera de la revolución tecnológica”

“Contamos la realidad de la profesión y de los estudios de Ingeniería Informática porque hay mucho desconocimiento”

Virginia Mato.   | // LOC

Virginia Mato. | // LOC / Ana Carro

Como mujer informática, la profesora de la Universidade da Coruña y directora de la Cátedra Aldaba WIB, Virginia Mato, participa este viernes en el Citeec en una jornada de divulgación científica y técnica en la que impartirá la charla Abordando la brecha de género en las carreras tecnológicas.

El 11 de febrero fue el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. ¿Es algo que se debería recordar todos los días?

Sí, está claro que es importante visibilizar y celebrar estos días, pero es algo que no se puede quedar en dos días al año puntuales, sino que hay que estar encima y promover iniciativas y hacer cosas para intentar eso, visibilizar a la niña y a la mujer en el sector de la ciencia y, en este caso en particular, de la tecnología, para que les resulte más familiar y atractivo.

¿Ha habido una evolución en la brecha de género en las carreras tecnológicas o queda mucho por hacer?

Pues yo creo que la brecha sigue existiendo y a día de hoy todavía no se ve la luz de que la cosa vaya a solucionarse a corto plazo. Es más, en los últimos años, más que mejorar, incluso vemos que está empeorando ligeramente.

¿Por qué?

Si realmente supiésemos la causa de esto, sería más fácil solucionarlo. Realmente creemos que es un conjunto de cosas, muchas, desde la sociedad que tiene como unos estereotipos que realmente no se ajustan a la realidad en todo lo que tiene que ver con las titulaciones de ingeniería y de tecnología. O la familia, que también debería ser un punto importante a la hora de animar a las niñas a estudiar carreras de este tipo, porque muchas veces nos encontramos que la familia tampoco motiva ni ayuda a decantar un poco la balanza. Algo fundamental es la educación y que los centros escolares, desde etapas muy tempranas, trabajen esto. Hay estudios que demuestran que a partir de los seis años el interés entre chicos y chicas por este tipo de estudios cambia radicalmente. También es clave tener referentes. Y no hace falta recurrir a personalidades muy relevantes, sino personas cercanas, en la familia o en los centros, para que las niñas vean que hay mujeres en este campo y que están haciendo trabajos importantes. Es un conjunto de cosas y es un misterio porque llevamos ya seis años promoviendo muchas iniciativas y actividades de divulgación y de momento no vemos que la cosa mejore.

En su caso, ¿cómo dio el paso de estudiar Informática?

A mí quien me animó fue mi familia. Yo tenía muchas dudas, aunque sí que me gustaban las ciencias y las matemáticas. Me decanté por Informática y hace 20 años en ningún caso mi pasión era la Informática. No tenía conocimiento ni había usado un ordenador previamente. Pero en aquel momento, esta titulación empezaba a despuntar y se veía que iba a ser una profesión de futuro. Fueron mis padres los que me animaron a probar e intentarlo y hasta aquí. Yo creo que es importante hablar de estos en los centros escolares y que haya profesoras dando materias como tecnología. Simplemente teniendo una profesora puede ayudar y motivar, además de que se pueden hacer charlas e impartir talleres.

¿La irrupción de las nuevas tecnologías y las salidas laborales de estas titulaciones podrán ayudar a atraer más mujeres a las aulas?

Sí, es lo que nosotros intentamos visibilizar. Yo participo en este encuentro en representación de la Cátedra de Aldaba, y uno de sus objetivos es visibilizar estos trabajos y la demanda laboral. También tenemos una iniciativa con la que todos los cursos vamos a algún centro de la zona de A Coruña y de Ourense para contar la realidad de la profesión y de los estudios de Ingeniería Informática, porque hay mucho desconocimiento. Y sí que les hacemos ver que a día de hoy la profesión o la salida profesional de una ingeniería informática es enorme. Las empresas realmente valoran muchísimo a día de hoy incorporar mujeres en ese sector porque no tienen. Está más que demostrado que los equipos mixtos, en los que hay presencia masculina y femenina, funcionan mucho mejor. Es una profesión que tiene mucho potencial y mucho que aportar. Es un riesgo que las mujeres nos quedemos fuera de todo lo que es la revolución tecnológica y la transformación digital que se está viviendo a día de hoy.

¿También ha sentido la brecha una vez que ha entrado al mundo laboral?

No. Además, yo siempre me quedé en el ámbito académico y universitario, así que no trabajé en el sector empresarial ni en el mercado laboral como tal. Sí que es verdad que en la Universidad somos menos mujeres docentes, pero no al nivel de lo que se habla de la realidad de la brecha de género. En Informática a lo mejor somos en torno al 30%. También estuve en laboratorios de investigación y ahí sí que es verdad que éramos más mujeres porque también éramos equipos multidisciplinares, no solo informáticos.

Como docente, ¿le gustaría ver más alumnas en sus clases?

Sí, aunque realmente este año en Informática en A Coruña tenemos una esperanza porque este curso hubo un incremento: estábamos en torno al 13% de chicas que se inscribían en el primer curso y ahora nos quedamos en el 19%. No sabemos si es algo puntual, pero ojalá que esta tendencia continúe. Es una noticia positiva que se haya incrementado esta matriculación. Además, yo creo que el problema de la brecha de género solo se da en la titulación de Ingeniería Informática, porque en la facultad se imparten otros dos grados más, que son también tecnológicos, pero más aplicados, que es el de Inteligencia Artificial y el de Ciencia e Ingeniería de datos, y ahí sí que las chicas están demostrando mayor interés. La matriculación está en torno al 30%.

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