Las ayudas europeas disparan la demanda de las obras de mejora energética de los edificios de A Coruña

Los administradores de fincas destacan la dificultad para contratar empresas y la necesidad de más subvenciones

Las firmas del sector citan la “oportunidad” que suponen las subvenciones por el alto coste de las actuaciones

Coral Souto, de la empresa Seingenia, junto a paneles solares que instala en un edificio. |   // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Coral Souto, de la empresa Seingenia, junto a paneles solares que instala en un edificio. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / José Manuel Gutiérrez

“Para solicitar las subvenciones hay que presentar tres proyectos homogéneos y nos cuesta muchísimo trabajo conseguir presupuestos porque no hay empresas”, afirma Teresa Suárez, presidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Galicia, sobre los problemas de las comunidades de propietarios para contratar obras de mejora de la eficiencia energética financiadas con los fondos europeos Next Generation. Suárez explica que muchas de las compañías a las que se solicita presupuesto “saben que solo van a ir para documentar la subvención y las que trabajan bien están saturadas de trabajo”, por lo que considera “muy complicado conseguirlas y organizar el comienzo de las obras”.

“Ha subido el número de proyectos porque la oportunidad es única”, admite Coral Souto, ingeniera industrial en la empresa Seingenia, especializada en estos trabajos, quien añade que cuenta con carga de trabajo pero que por el momento está “dando respuesta a todos” siempre que se trata de comunidades con más de 15 viviendas.

Para Ricardo Rubín, director de estudios de la constructora Desarrolla, en los últimos meses se ha producido un incremento en la demanda de la realización de este tipo de obras. “Si se da una vuelta por cualquier barrio de A Coruña vemos que cualquier edificio tiene un andamio y se está trabajando en la envolvente para la mejora de la eficiencia energética”, señala.

Los administradores de fincas admiten que entre los propietarios “hay preocupación porque tenemos un parque inmobiliario muy envejecido y con la obligación de hacer los informes de evaluación para los edificios de más de 50 años hay que rehabilitar muchos”, apunta Suárez, quien añade que también deben acometerse desde el punto de vista de la eficiencia energética “porque una directiva europea obliga a tener unos niveles determinados antes de 2030”. La presidenta del colegio advierte de que las subvenciones Next Generation de este año no se han convocado aún “y cuando lo hagan no van a llegar para todos”, por lo que los administradores están a la espera de saber si habrá más “porque van a ser imprescindibles,”, ya que entiende que las comunidades “no tienen fondos, porque ninguna va reuniendo dinero para una rehabilitación futura, solo se recauda cuando surge el problema”.

Souto coincide en esa opinión al asegurar que “se están haciendo muchas obras porque están apoyadas por subvenciones europeas o municipales, pero las comunidades no siempre pueden afrontar esos gastos porque las subvenciones dan mucho pero exigen hacer mucho, ya que tienen que incluir actuaciones que implican un coste muy elevado”.

También Rubín comparte esa visión, ya que indica que “la demanda ha crecido muchísimo y ligada a los fondos europeos”, porque pueden cubrir hasta un 80% del coste de la obra. Por esta razón estima que se tratan de “una oportunidad porque en España más del 80% de la edificación existente tiene una calificación energética baja”.

El año pasado concluyó el plazo que había dado el Concello coruñés para la presentación de los informes de evaluación de los edificios de más de 50 años, la antigua Inspección Técnica de Edificios, que se prorrogó hasta el próximo 30 de mayo ante la imposibilidad de cumplir esa obligación. Para Teresa Suárez “va a ser imposible” elaborar esos documentos antes de la fecha, establecida por lo que piensa que el Ayuntamiento “tendrá que plantearse que si no amplía el plazo por lo menos tendrá ser un poco más tolerante con la presentación de los informes y con la subsanación de las deficiencias que resulten de ellos”.

Tramitación

Seingenia proyecta y ejecuta estas obras, pero además tramita las subvenciones, de las que el año pasado captó casi ocho millones de euros en la ciudad. Souto alerta de que estas ayudas “no llegan para todos y muchísimas comunidades planifican estas actuaciones si les dan subvención, ya que si no, no las hacen” y explica también que conseguirlas “no es un trabajo fácil y que se aprenda en dos días”. Una de las obras que realiza esta empresa, en los números 7 y 9 de la calle Costa da Unión, consiguió una subvención de 1,2 millones sobre un presupuesto total de 1,2 millones.

Ricardo Rubín considera que “no toda la demanda debe canalizarse hacia los fondos, sino que también debe haber voluntad por parte de los propietarios” y sobre su tramitación, aunque reconoce que “habrá muchos expedientes encima de la mesa y que también hay que esperar por las licencias”, no cree que este sea “el cuello de botella”, sino que existen varios factores que influyen en la lentitud del proceso para realizar estas obras. “Uno es que el que decide es una comunidad de propietarios y no un promotor individual y sus plazos son bastante más lentos”, afirma, y también destaca que los fondos europeos “exigen una serie de documentación que va retrasando su concesión”.

Sobre las intervenciones más habituales en los edificios, Teresa Suárez menciona las que afectan a fachadas y cubiertas “porque el parque inmobiliario está muy envejecido y están muy deterioradas”. También destaca que muchas de las cubiertas “son de uralita que hay que retirar e incrementan el valor de la obra porque tiene mucho coste y hay que hacerlo con un protocolo estricto”.

“Las instalaciones están obsoletas en la mayoría de los casos y no cumplen la normativa”, ya que la mayoría de las comunidades no las renuevan hasta que se averían, explica Souto. “Nos encontramos todo tipo de problemas y barbaridades”, explica sobre las revisiones en los edificios, entre las que cita “una toma de tierra que terminaba en un tornillo en la pared del edificio o muchas salas de calderas muy grandes sin legalizar porque se hacen reformas sin un proyecto técnico y después no son legalizables”.

Para Rubín, “lo más habitual es actuar en fachada y cubierta,”, aunque comenta que también se aprovechan estas actuaciones para mejorar la accesibilidad instalando un ascensor o para bajarlo a cota cero. “Cada vez vemos más la mejora de la eficiencia energética a través del sistema de calefacción implantando paneles fotovoltaicos o cambiando las calderas por un sistema más eficiente como una bomba de calor o una aerotermia”, añade.

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