Me llevo un kilo de camisas: furor por la ropa de segunda mano en A Coruña

Centenares de personas llenan Palexco para comprar ropa 'vintage' al peso: 35 euros

Me llevo un kilo de camisas: furor por la ropa de segunda mano en A Coruña

Miguel Miramontes

Comprar ropa nueva cada quince días no tiene sentido aunque la publicidad y las redes sociales nos generan ese deseo. Las actuales tendencias y la mayor conciencia de las nuevas generaciones sobre el impacto de la industria de la moda, una de las más contaminantes del mundo, que la moda es una de las industrias, son algunas de las principales razones del auge de las tiendas de segunda mano, tanto de venta digital como en tienda física. Algunos emprendedores han visto el negocio y se está consolidando un modelo: el de mercadillos efímeros de ropa vintage, itinerantes por toda España. La empresa Rethink Vintage abrió uno este pasado fin de semana en Palexco de A Coruña con miles de visitantes con entrada reservada (gratuita), tras anunciarse básicamente a través de Instagram. 

El espacio de la planta baja donde se celebró este mercadillo vintage contó los dos días con largas colas en la entrada, que hasta rodeaban el edificio Palexco. En la primera jornada sí se permitió la entrada a personas sin entrada, sobre todo al mediodía, pero ayer, debido a la gran afluencia, ya no fue posible. 

El interior no podía ser más sencillo: burros, perchas con las prendas, tres o cuatro espejos grandes, una zona de cobro y otra con básculas. Porque la ropa se cobraba al peso. Un kilo, 35 euros. El que llevase más o menos, la propia báscula marcaba el precio proporcional.  

Este mercadillo de ropa al peso atrajo sobre todo a gente muy joven, que se concentró sobre todo en ropa de verano, mientras que quedaron casi olvidados muchos percheros de jerseys de muy buena calidad, de lana y angora, que debido al buen tiempo no resultaron tan atractivos. 

“Esta ropa es ideal para mi abuela”, comentó una joven. “Pues este a ti te pega mucho”, respondió su amiga. “Yo vine sobre todo por camisetas de rugby americano pero no vi nada, me esperaba más cosas”, comentó un chico. “Yo venía buscando kimonos pero no hay ninguno”, apuntó una joven. “Yo me he comprado tres camisas por 16 euros”, explicó otra.

Una joven con un móvil en videollamada de Whatsapp recorrió todos los percheros para que su amiga, que no pudo acudir, viese lo que había y le indicase si le gustaba algo para comprarlo. “Aquí hay abrigos de piel, pero eso no, que somos animalistas”, comentó.

 Las camisas oversize también fue uno de los artículos más buscados. Y sorprendentemente se adquirieron muchas faldas de cuadro escocés tableadas. Chándales, muchas americanas de hombre de gran calidad, pantalones finos de traje masculinos, faldas de todo tipo, abrigos de lana gruesa, pantalones de cuero. 

Había prendas que asociaríamos con nuestra madre o abuela, jerseys enormes de rombos, grandes cazadoras de ante. Prendas fabricadas sobre todo en Alemania, también en Italia y Francia. Muy pocas marcas conocidas. 

 La ropa más ligera, de tela más fina, era la que salía a mejor precio, al venderse al peso. “Yo quería el abrigo de astracán negro, que está casi perfecto, pero pesa un kilo y pico, me sale a 56 euros, lo voy a dejar”, contó una mujer de mediana edad. Dos chicas compraron dos prendas para regalarle a una amiga por su cumpleaños. Son habituales en este tipo de consumo de moda, al igual que muchas de su generación, y según contaron, suelen adquirir y vender a través de plataformas como Vinted.

Junto al gran número de jóvenes que llenaron Palexco, también acudieron muchas mujeres (también algunos hombres) de mayor edad, que venían a la búsqueda de piezas muy concretas, “de buena calidad” y con unos cortes y diseños que no encuentran hoy en día en la ropa hecha en serie. 

“Yo quería ver si tenían faldas-pantalón de las de antes, de tela tipo raso, con un tableado fino abajo, ahora no encuentras una falda así en ningún sitio”, comentó una mujer mayor, que tuvo suerte: había muchas faldas-pantalón antiguas en los percheros. 

Este tipo de comprador además prefiere prendas “diferentes”, y no ir todos vestidos con prendas de las mismas conocidas cadenas internacionales y luego ver el mismo look por todas partes.  

Las colas en el exterior eran tan largas como las de los probadores en el interior de Palexco. A pesar de las esperas, también en la caja de cobro, muy pocas personas salieron sin su bolsa de papel cargada de prendas. 

La empresa promotora de esta iniciativa, que organiza estos mercadillos en fines de semana por distintas localidades de España, promociona estas ventas como una manera de “consumo responsable” y compra de moda “asequible a todos”. Después de los cereales o los libros al peso, ahora es la hora de la ropa. Reciclar es bueno y está de moda.