La Orquesta Joven de la Sinfónica, los "ciudadanos mejores" de A Coruña

El director académico de la formación de la Sinfónica, Alejandro Sanz, ensalza su huella social con motivo del 30 aniversario y el talento de sus jóvenes músicos, que el domingo lo celebran con obras de Strauss

En una semana especial como esta para la Orquesta Sinfónica de Galicia todo adquiere mayor trascendencia: un ensayo, un concierto, la concentración... incluso el análisis que invita a hacer un cumpleaños tan significativo como el de las tres décadas de actividad y formación musical. Son los 30 años a los que llega la Orquesta Joven de la OSG, que ayer, con un centenar de jóvenes músicos en el escenario, comenzó los ensayos de la semana para el Zaratustra de Richard Strauss que interpretará este domingo 31 de marzo a las 20.00 horas en el Palacio de la Ópera.

En estos tres decenios, Alejandro Sanz ha pasado dos junto a los cientos de jóvenes que ha tenido la orquesta, como director artístico primero y director académico después, encargado de la organización y el aspecto artístico de los encuentros musicales, de las audiciones, del contacto con los profesores. Cada año ha asistido a todas las pruebas de selección de promesas, “alguna vez con 400 aspirantes”, y a día de hoy, en pleno cumpleaños redondo, ensalza la actitud y la calidad de los jóvenes músicos.

Sus elogios son inmediatos, presentes: “Zaratustra está sonando de maravilla, y no es repertorio para cualquier profesional, requiere una plantilla enorme, y estéticamente es difícil de entender para un músico joven”. También son alabanzas de largo recorrido que alcanzan al conjunto de chicos y chicas que han pasado por la Orquesta Joven y al mismo proyecto formativo: “No somos conscientes de lo brutal que es este proyecto y lo que se ha conseguido con un trabajo serio de muchos años. No se trata de que alguien como Iria Folgado llegue ahora a tocar en un bolo con la Sinfónica de Berlín, sino del bien social que crea la Sinfónica. La OSG tiene que devolver a la sociedad el esfuerzo que hace por tener un proyecto así: no solo hay que disfrutar de los conciertos, que es el primer objetivo, sino aportar a la sociedad algo educativo. Hacemos ciudadanos mejores”.

Repasa Alejandro Sanz que cada concierto le sume en un periodo de “tensión y estrés”, compensado con la “relajación y paz mental” que le proporcionan las actuaciones de los jóvenes músicos, quienes no dejan de sorprenderle. “Me asombra su talento. Yo escucho a unos 300 chicos cada año en las solicitudes y puedo asegurar que tras alguna prueba he dicho en voz alta: ‘Vaya talento’. Esto es algo innato en chicos de 15 o 16 años, y la OSG impulsa ese talento”, realza el director académico.

Esos chicos pueden seguir apegados a la música tras haber pasado por la Orquesta Joven o desvincularse, pero Sanz cree que la huella de su paso desde 1994, cuando fue creada en el mandato de Francisco Vázquez, es permanente: “Creo que la mayor influencia que les deja esta etapa de su vida es el ejemplo: el de cómo son de serios los músicos y cómo transmiten la admiración por la música como algo superior que hay que alcanzar. Cómo se transmite la ambición de tocar a este nivel y con esta exigencia”. Unos seguirán, otros marcharán; la música queda: “También es fantástico que pase la etapa musical, pero no perderán la sensación de haber vivido lo que es tocar, y el día de mañana se lo transmitirán a sus hijos o a compañeros de trabajo. Este es un proyecto que deja gran poso cultural en la ciudad, en Galicia y España”.

Más de cien jóvenes afinaron ayer sus violines, cellos, clarinetes, tubas, trombones y trompetas para sentir en sus cuerpos la intensidad de Así habló Zaratustra y los Cuatro últimos lieder, de Strauss. El concierto del domingo contará con la participación de la soprano Mirien Urbieta-Vega y la dirección de José Miguel Pérez-Sierra.

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