Esta estrecha calle del centro de A Coruña tiene una curiosa historia acerca de su nombre. En realidad, en este lugar nunca existió un paseo jalonado por elegantes álamos, sino un buen número de cuadras que alojaban a los caballos y asnos empleados para el tiro de los carros. Por esta razón la calle recibía la denominación de las Bestias, que conservó hasta el año 1876.

En aquella época culminó el derribo de las murallas en la zona de la Pescadería, lo que permitió ampliar la avenida que hasta ese momento se llamaba Alameda. En realidad ese paseo era muy poco vistoso, ya que estaba flanqueado por la muralla. El ensanchamiento de la calle coincidió con su redenominación como Juana de Vega. Las autoridades municipales decidieron entonces traspasar el nombre de Alameda a la calle de las Bestias, con lo que además contentaban a los vecinos, a los que no agradaba mucho este apelativo. Lo cierto es que el cambio no tuvo mucha razón de ser, porque la calle nunca fue paseo. Lo más lógico habría sido darle un nuevo nombre, pero estos son los misterios del callejero coruñés, en el que se dan numerosas situaciones peculiares.

Otra de las curiosidades de la calle es que en ella tuvo su origen el brote de cólera que provocó un gran número de muertes en A Coruña durante el año 1854. Las gentes de la época atribuyeron la llegada de la enfermedad a unas ropas llevadas a una casa de la calle por una lavandera de Vioño. La casa fue quemada para intentar detener la epidemia y el solar permaneció sin edificar durante muchos años, quizás por un miedo inconsciente al contagio.

La calle adquirió un nuevo rango al edificarse en uno de sus laterales el Banco de España. Posteriormente, la Cámara de Comercio instaló allí su sede, lo que junto a la proximidad de las sedes de los grandes bancos confirió a la antigua calle de las Bestias un aire mercantil. 

La calle del centro de A Coruña que estuvo habitada por 'bestias' L. O.